Suplementos | Por: José Luis Cuéllar de Dios Aprender de ellos El Santo Oficio y la Discapacidad Por: EL INFORMADOR 16 de julio de 2010 - 06:25 hs GUADALAJARA, JALISCO (16/JUL/2010).- Hasta donde alcanzan mis reducidos conocimientos y mis cortos recursos de investigación, pocos datos he podido encontrar respecto a la intervención de las iglesias, incluyendo la católica, en el tema de la discapacidad y por consecuencia en acciones concretas de rescate e inclusión de este vulnerable y olvidado colectivo. Aun más, encuentro muy poco enterados, en términos generales, incluso en aspectos tan elementales como el de la semántica, a sacerdotes y ministros de dichas Iglesias respecto al tema. Por lo anterior, es grato y esperanzador saber que la iglesia católica a través de La Congregación para la Doctrina de la Fe---lo que antiguamente se conocía por El Santo Oficio---aborda ahora, el tema de la discapacidad. En esta bienvenida ocasión lo hace para advertir que se castigara severamente con la excomunión automática a aquellos sacerdotes que abusen o hubieran abusado de personas adultas con discapacidad. Es de suponer afirmando, que aunque la nota se refiere a “personas adultas” el castigo se extiende cuando los afectados sean niños y jóvenes. El texto que informa lo anterior aclara que para tal decisión se considera la condición de “inocencia” que se supone es insita a la condición de discapacidad intelectual de estas personas. El asunto, que alienta, es relevante y esperanzador mas allá de que se aborda tardíamente, y anima, porque puede ser el principio de una transformación en los conceptos vagos y ripiosos que hasta ahora se manejan en la conceptualizacion de la discapacidad. Entender la presencia de la discapacidad en este mundo es tarea compleja, contradictoria y por momentos asfixiante, están involucrados muchos factores: religioso, afectivo, social, psíquico y mil etcéteras mas. Paradójicamente este reto de comprensión se agudiza para aquellos que vivimos su cercanía. Se requiere paciencia, tolerancia y humildad para no caer en desbarrancamientos de la fe, en sentimientos de culpabilidad, en actitudes misantropicas o en depresiones patológicas. La ausencia del apoyo e intervención franca y decidida de las Iglesias ha dejado un cierto sentimiento de orfandad, un asfixiante deseo de inclusión en todos aquellos que vivimos cotidianamente esta condición. En tiempo pasado, personalmente toque algunas puertas de la Iglesia en busca de compromisos al respecto; lo digo con respeto y sin rubor: pocas muy pocas se abrieron y algunas de las que lo hicieron fue solo para escuchar sin comprometerse. Evidentemente sentí el dolor que causa la terrible discriminación, una especie de sufrimiento auschwitziano. Pienso que la simpleza de llamar a los discapacitados como “angelitos” no resuelve su inclusión, hay que abundar en el conocimiento del tema con propiedad y conocimiento. Si los padres de familia, las Iglesias, el gobierno y la sociedad conciben la discapacidad como carga, nos demolerá, nos perseguirá y finalmente nos tropezara la vida. En un acto de expiación y consuelo reconozcamos que: “yo soy la discapacidad y la discapacidad soy yo”. Que la discapacidad sirva para llamarle vida a la vida. Personalmente, con humildad y ahora si con rubor, les puedo afirmar que la discapacidad es el lado luminoso de la existencia. Amen de los amenes. Temas Calor de hogar Aprender de ellos Lee También Tips para dejar de manchar la ropa con residuos de jabón al lavarla ¡Adiós, chinches! Elimina las plagas fácilmente con este remedio casero De este color debe ir tu árbol de Navidad para mejorar la salud mental El Buen Fin llega a Shein; estos son 3 productos de menos de $20 pesos para decorar esta Navidad Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones