Jueves, 26 de Diciembre 2024
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Abuelos: amigos y correctores

Durante todo el año los nietos conviven con sus “segundos padres”. Haz que su estancia con ellos sea formidable

Por: EL INFORMADOR

Los abuelos tienen que adaptarse física y mentalmente para convivir con sus nietos. E. BARRERA  /

Los abuelos tienen que adaptarse física y mentalmente para convivir con sus nietos. E. BARRERA /

GUADALAJARA, JALISCO (05/AGO/2011).- Juvenal Rodríguez no entiende mucho de lo que sus nietos le explican, para él los juegos que ahora atienden los retoños de sus hijos -Armando, Lorena y Sandra- son demasiado sofisticados. Sin embargo, durante cuatro días a la semana tiene que lidiar con el lenguaje moderno de los pequeños.

Desde hace 16 años, Juvenal es abuelo. A los 49 años de edad cargó por primera vez a Juan, su primer nieto. Hasta la fecha se responsabiliza de “Juanito”, como él lo llama, y de nueve “crías” más. Cuando no hay partida de dominó con sus amigos de antaño, este abuelo sabe que las tardes están destinadas a sentarse en las bancas del parque.

Dos bicicletas, un balón, una soga para brincar y varios gises de colores son los artículos que él tiene que cargar y cuidar durante la estancia con sus nietos, que parten desde dos y hasta 16 años de edad. El horario es variado, todo depende de la hora en que los pequeños terminan sus respectivas tareas de la escuela, pero en este periodo vacacional, se decide cuando cada infante termina sus deberes del hogar.

“Me encanta salir con mis nietos. Me sorprende la energía que tienen. Corren y brincan por todos lados, como si jamás hubieran jugado. Tanta emoción de ellos llega a asustarme de vez en cuando, me jalonean para que juegue a las ‘escondidas’, incluso futbol, y ya no tengo tanta condición (física) para eso”, explica el señor Rodríguez de 65 años de edad.

En este sentido, Juvenal ha tenido que cambiar sus hábitos, desde la forma de comer, dormir, hasta su condición física. Cuando su tercera nieta, Andrea, cumplió cinco años, “no aguantaba las borranchinas que les hacía a mis tres nietos, los dolores de espalda, brazos y rodillas al día siguiente eran espantosos. Mis hijos son muy flojos para atender a los niños cuando éstos quieren jugar. Me los mandan a mí”.

Juvenal no reniega de su condición de abuelo, ama a sus nietos. Pero reconoce que en “ocasiones sus padres abusan del cuidado que yo les puedo brindar. La responsabilidad es compartida y eso se les olvida. No me preguntan si quiero o tengo tiempo de estar con mis nietos, solo me confirman que en la tarde me esperan para que pase por ellos”, comenta entre risas.

Detalles para tener en cuenta

El caso de Juvenal es común en muchas familias de la metrópoli tapatía. Al igual que él, algunos hogares, parques y calles en general, albergan a nietos y abuelos. Juvenal acepta que muchos colegas de su edad no reciben los elementos ni condiciones necesarias para cuidar de los más pequeños.

“Mínimo gasto 50 ó 70 pesos en cada salida, entre nieves y paletas, no me importa. Lo único que me inquieta es que mis niños reciben dos educaciones tan distintas respecto a su forma de ser. Mis hijos son más modernos, por lo que mis nietos también lo son. Yo estoy educado con la vieja escuela, sé compartir las cosas sin ningún pero. Cada nieto tiene su juguete, y cuando todos quieren el mismo, las peleas se dejan venir duro. Los regaño, trato de calmar el ánimo de cada uno, para que después me acusen con mis propios hijos y ellos se enojen porque me entrometo con el estilo de vida que les enseñan”.

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