Porque en ocasiones la policía no basta, el apoyarse entre vecinos se ha convertido en una estrategia fundamental para mantener la vigilancia de los entornos. Pasaron de echar un vistazo a los niños que jugaban en las calles a la pelota o mientras paseaban en bici, a generar grupos capacitados para actuar en situaciones específicas. Una de las primeras iniciativas acompañadas por las autoridades que comenzaron con la transformación de redes vecinales, y con ello la configuración de políticas públicas acompañadas por la ciudadanía fue “Vecinos en Alerta” (VEA), campaña impulsada en 2007 por la Red Interinstitucional de Prevención del Delito del Estado, que incluía entonces a los ayuntamientos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, y posteriormente pasó a toda la Entidad. Su objetivo era sensibilizar a la población para contribuir en la seguridad pública a partir de la promoción de la denuncia de aquellos delitos que ocurren en las colonias, así como reportar a las autoridades deficiencias que puedan incidir en la comisión de un ilícito, como deficiencia en el alumbrado público o falta de poda de árboles. De esta forma, los vecinos de una cuadra o colonia debían llenar un formato con sus datos personales para integrarles a un directorio que se repartía entre las mismas personas vecinas para formar una red de apoyo. Unas personas debían apoyar a otras y viceversa, es decir, el vecino se comprometían a llamar a la autoridad tanto si estaba en riesgo su vivienda o patrimonio, como si lo estaba la persona vecina, de igual forma si el riesgo era en lugares comunes, como parques, unidades o plazoletas. Aquellos vecinos parte de este programa pegaban en sus puertas o ventanas el letrero que daba aviso sobre la alerta, con el objetivo de que la persona delincuente se pensara dos veces en cometer el ilícito. La estrategia alcanzó a más de 200 colonias de la Metrópoli inscritas en este proyecto para 2008. Fue así que poco a poco cada comisaría comenzó a establecer una mayor cercanía con los vecinos en búsqueda de cumplir su objetivo de operaciones: la proximidad social, aquella en la cual se establece una cercanía con las y los integrantes de una colonia para en conjunto establecer estrategias para combatir la delincuencia. Es decir, la información que proporcionan los vecinos, que se constituye en reportes y denuncias, ayuda a las comisarías a establecer no solo estrategias de patrullaje, por ejemplo, en días, horarios y zonas específicas, sino también la creación de políticas que complementen los entornos seguros, como, por ejemplo, brindarles cursos específicos que les ayuden a convivir en espacios. Hoy día dicha estrategia se mantiene en todos los municipios del Estado, fortalecida por las comisarías gracias a las distintas estrategias que suman a la ciudadanía en corresponsabilidad, por ejemplo, impartiendo pláticas, actividades y talleres preventivos por parte de personal de las policías municipales de manera gratuita, en los cuales se ofrecen, por ejemplo, rubros como la defensa personal, prevención del robo, protección del hogar, entre otras. Con la llegada de la tecnología muchas situaciones de la vida diaria se han vuelto más sencillas y cercanas, y uno de esos puntos ha sido el de la seguridad. Una de las primeras colonias en hacer uso de la tecnología para mejorar la seguridad de su colonia fue la Americana, en Guadalajara, que comenzó a conformar grupos de WhatsApp entre los vecinos de la cuadra o de la misma colonia, para alertarse por ahí en caso de algún ilícito o de encontrar a alguna persona sospechosa. Así poco a poco el sistema se fue replicando en otras zonas y municipios, pero, además, se fue sumando a los comandantes de zona de las comisarías, para así mantener relación directa con la autoridad, además de los números de emergencia habituales. Las comisarías han destacado este sistema porque permite que la ciudadanía confíe en los oficiales que patrullan sus calles, a quienes ya conoce, además de que permite actuar a la brevedad dado que los policías conocen bien las zonas que patrullan. Esto además permite reunir información de primera mano de los colonos, para crear estrategias específicas en cada zona y atacar las necesidades que cada colonia padece. Uno de los ejemplos más cercanos fue el de la colonia Santa Teresita, en Guadalajara. A través de los chats vecinales de WhatsApp, las y los vecinos estuvieron alertando a la comisaría tapatía sobre una banda de ladrones que atizaba la zona. La policía comenzó a analizar su modo de operar y montó una estrategia para, al primer hecho posible, detenerlos. El día llegó el 29 de junio, aproximadamente a las 9:40 horas. Los delincuentes, entre ellos mujeres, ingresaron una casa ubicada en la calle Anastasio Bustamante y se llevaron diversos objetos de valor, entre ellos aparatos electrodomésticos, para después intentar huir por las azoteas. A partir de un reporte ciudadano y previo a la información compartida a través de los chats, la comisaría tapatía con ayuda de las Fuerzas Armadas y Guardia Nacional, lograron la detención de nueve personas, quienes fueron vinculadas a proceso la misma semana.Una de las primeras colonias en implementar una “inusual” medida de protección fue la colonia Monumental, en Guadalajara, donde en 2016 sus habitantes instalaron una alarma vecinal colectiva, la cual, al ser activada con control remoto compartido, permitía hacer sonar la alerta por varios altavoces para avisar a los vecinos que algo había ocurrido, o que simplemente había alguna persona sospechosa merodeando la zona. Aproximadamente, desde 2012, vecinos de las colonias Ladrón de Guevara y la Americana iniciaron una estrategia para alertarse entre sí en caso de la ocurrencia de algún ilícito, o solo en caso de encontrar personas sospechosas: avisarse a silbatazos para ir replicando el sonido entre sí y de esta forma avisarse sobre que algo andaba mal, y además intentar disuadir a los ladrones. Cansados de los robos de vehículos y a transeúntes en la zona, en 2019 habitantes de la colonia Higuerillas, en Guadalajara, se organizaron para contratar a sus propios vigilantes nocturnos. Se trataba de tres vecinos contratados por los mismos colonos, con un sueldo de mil 500 pesos semanales aportados por la colonia, para crear una guardia que vigilara los hogares durante la madrugada bordo de bicicletas y portando una lámpara, silbatos y una alarma similar a la que utilizan las patrullas. Una de las medidas más socorridas ante la desesperación de los vecinos por los robos registrados en sus colonias fue la colocación de mantas y pancartas que pretendían dar aviso a los delincuentes que se trataba de una zona vigilada por ellos mismos. En junio de 2019 este medio de comunicación documentó al menos 17 colonias de Guadalajara y Zapopan que se acogieron a la opción de colocar los carteles con leyendas como “¡Peligro! Eventual asalto”, “Cuidado, ratas trabajando” y “¡Ratero! Si te agarramos te vamos a linchar”. Una de las medidas más recientes fue tomada por habitantes de la colonia Villa Fontana Aqua, que además de pegar carteles, que persistían hasta inicios de este año con leyendas como “si vienes a cometer algún ilícito y te agarramos, no te entregamos a la policía”, los colonos implementaron una suerte de “autodefensa” similar a la de Higuerillas: se armaron con bates, palos, cuchillos y machetes, para conformar su propia “policía” ante los robos y asaltos ocurridos en la zona. José Julio Arizaga, en su libro “Así es como éramos”, da cuenta de la implementación de la Policía de Barrio en Guadalajara hacia 1995, con un total de mil 600 elementos, y el cual constaba en la comunicación directa entre la comisaría, el presidente de colonia y la presidencia municipal, proporcionando a las colonias un módulo, una o dos patrullas y cierto número de elementos para vigilar la zona beneficiada exclusivamente. Algunas de las colonias beneficiadas entonces fueron Jardines Alcalde, Independencia y la Monumental, Santa Rita, Vallarta San Jorge y la Olímpica, aunque en algunas de ellas ya existía un sistema similar. El proyecto aun contemplaba una figura similar al “sereno”, que en épocas antiguas (según datos recopilados, desde 1830 aproximadamente) pasaba por las calles para vigilar las calles de la ciudad pagado por las colonias, principalmente en zonas comerciales. Sin embargo, según Julio Arizaga, entonces el “sereno” era una especie de alarma o alerta que se activaba por las noches a través de un radio cuando la patrulla llegaba a la esquina de una calle para alertar sobre los rondines y hacer notar la presencia de los policías, modelo al parecer tomado como ejemplo de una ciudad de Brasil. Poco a poco los Módulos de Barrio, como estructuras físicas, se fueron extendiendo por la Metrópoli, convirtiéndose en un elemento base de las colonias más populares o más grandes, cambiando según las necesidades de las mismas, pero siembre en busca de dar confianza a la ciudadanía por contar con presencia permanente de las autoridades. Recientemente, en agosto de 2019, la administración municipal de Guadalajara fortaleció nuevamente los módulos de barrio, recuperando algunos que fueron quedando en abandono o que por el paso del tiempo estaban en malas condiciones, arrancando con un total de 44 puntos físicos, en busca de extenderlos a 360: casi uno por colonia. TELÓN DE FONDOVecinas distintas colonias también se han organizado a lo largo de los años para poder implementar sus propias estrategias de seguridad, algunas de ellas, acompañadas de las comisarías municipales. Contratar elementos de seguridad privada, poner cámaras de videovigilancia propias, comprar autos para patrullajes y conformar guardias vecinales, son algunas de las estrategias implementadas por distintas colonias para poder hacer frente a la inseguridad, por ejemplo, Jardines Alcalde, Jardines del Country y Mariano Otero, donde las y los colonos instalaron cámaras de videovigilancia a partir de la cooperación de cada familia para poder monitorearlas desde su teléfono celular, y así mantenerse alerta de sus viviendas y de los vecinos desde su teléfono móvil. Desde 2017, residentes de la colonia Monraz compraron dos motonetas y dos motocicletas, y pagan mensualmente el sueldo de dos elementos de seguridad privada quienes vigilan exclusivamente a la colonia. Aunque sin vehículos propios, en otra sección de Jardines del Country, la colonia Independencia, Ciudad del Sol, Lomas del Valle y Bugambilias, también llegaron a contratar guardias. Sin embargo, habitantes de colonias como Chapalita, Vallarta Poniente, Country Club y San Juan Bosco, optaron por adquirir sus propios vehículos para rotularlos y “prestarlos” a la Policía para incrementar los patrullajes, comprometiendo así a la Comisaría de Guadalajara a contar siempre con elementos oficiales para supervisar las colonias con la capacitación y conocimiento necesarios.