Jueves, 21 de Noviembre 2024
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Jalisco

Aumentan trastornos del sueño en Jalisco

Recomiendan alejarse de los dispositivos electrónicos y no consumir café y refresco por las noches 

El Informador

El incremento en la incidencia de los trastornos del sueño es uno de los efectos colaterales de la pandemia del COVID-19. La Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM revela que 45% de la población adulta presenta mala calidad del sueño, lo que provoca dificultad para levantarse, cansancio, somnolencia desde las primeras horas de la mañana y deterioro de la calidad de vida. 

Reyes Haro, director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño de la Secretaría de Salud Federal, acentúa que los trastornos del sueño provocaron un aumento de 30% en las consultas con especialistas como efectos de la crisis sanitaria.

Marisela Durán Gutiérrez, extitular de la Clínica del Sueño del Hospital Civil, informa que, en comparación con 2019, actualmente registran un incremento de hasta cuatro veces en las consultas. Aunque ya no hay confinamiento y se retomaron las actividades habituales, indica que aún no es perceptible una disminución en las solicitudes de atención por los problemas relacionados con el dormir. 

La psiquiatra explica que esta tendencia se puede atribuir a los cuadros de ansiedad o depresión que se presentaron con la pandemia. “Las consultas aumentaron en promedio cuatro veces más de lo que veíamos habitualmente, sobre todo por el tema de insomnio. Se puede atribuir a la situación de ansiedad, la depresión que se pudo haber generado o la alteración de ciclos por el cambio de las rutinas”.

Acentúa que, como todas las enfermedades de salud mental, estas alteraciones se deben tratar con profesionales para prevenir complicaciones y evitar automedicarse porque puede agravar los casos. En una encuesta realizada entre cinco mil personas por la UNAM, los encuestados comentaron que, a partir de los periodos de confinamiento, empezaron a desvelarse y levantarse más tarde de lo que habitualmente hacían. Como consecuencia, se están atrasando los horarios para el consumo de alimentos a lo largo del día. Se identificó que esas personas perdieron la sincronización del sueño con la noche y la vigilia con el día.

La Secretaría de Salud informó que existen más de 100 trastornos diferentes de sueño. ESPECIAL

Enfermedades cardiacas y diabetes afectan al sueño

Además de mermar las capacidades cognitivas y el desempeño en todas las actividades, los trastornos del sueño pueden ser provocados por otras enfermedades como la hipertensión arterial, arritmias cardíacas, obesidad y la resistencia a la insulina, explicó la doctora Marisela Durán Gutiérrez, psiquiatra con especialidad en medicina del sueño.

“Entre los trastornos de sueño más frecuentes están el ronquido y la apnea de sueño, que ambos están relacionados, no solamente con problemas en cognición, sino con problemas en hipertensión arterial, arritmias cardíacas nocturnas. También con el problema de obesidad, resistencia a la insulina. La insuficiencia renal hipertensión también nos fragmentan muchísimo el dormir”. 

Afectaciones a la salud mental como la depresión y ansiedad son detonantes al insomnio crónico, que puede corrigirse con prácticas de higiene del sueño, como tener horarios establecidos para acostarse y levantarse; limitar uso de tecnología o cuidar la alimentación. 

Durán Gutiérrez detalló que son considerados trastorno del sueño todos los problemas relacionados con el dormir y no tener un descanso reparador, como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormido.

En el caso del insomnio, detalló que puede ser situacional por dormir fuera de la cama habitual, por un viaje o por una situación de estrés. 

“Dormir es fundamental y se le debe dar la importancia debida, una tercera parte de la vida la pasamos dormidos y es tan importante como tener una buena alimentación; un buen descanso garantiza tener las funciones cognitivas al 100% y prevenir enfermedades asociadas. El sueño es importantísimo”, añadió la especialista, que planteó que se debe hacer una revisión de malas prácticas al dormir y buscar corregirlas, si no hay mejora acudir con un profesional en temas de sueño o salud mental.

CLAVES

Afectaciones que suceden por los trastornos del sueño 

OMS. Cerca del 40% de la población mundial sufre trastornos del sueño, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud.

Calidad. El sueño es un proceso biológico complejo, pues mientras se duerme, las funciones del cerebro y cuerpo siguen activas para mantener saludable al cuerpo, por lo tanto, si no hay un sueño de calidad las consecuencias pueden conllevar daño a la salud mental y física.

Necesario. Dormir las horas adecuadas es igual de importante que llevar alimentación saludable o realizar actividad física. 

Beneficios. Dormir  mantiene en equilibrio los sistemas inmunológico, cardiovascular, metabólico y neurológico.

Peligro. La privación del sueño total durante más de 48 horas provoca alucinaciones visuales o auditivas, y entre más tiempo pase puede haber alteraciones de la conciencia, llegar al coma o a la muerte.

Secuelas. El trabajo nocturno genera condiciones metabólicas como obesidad o diabetes, hipertensión y un deterioro importante de la calidad de vida. Dormir en el día o cuando hay ruido, podría impedir un descanso adecuado.

A TOMAR EN CUENTA

Los padecimientos que merman

  • Dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos o fin prematuro del sueño.
  • Ronquido y apneas del sueño.
  • Obstrucción de la faringe que no deja pasar el aire.
  • Piernas inquietas.
  • Sensación de hormigueo en el interior de las piernas, movimientos espontáneos e incontrolables.
  • Sonambulismo.
  • Caminar de modo semiinconsciente dormido.
  • Terrores nocturnos.
  • Episodios de terror con gritos y agitación, a veces acompañados de sonambulismo.
  • Hipersomnia.
  • Narcolepsia.
  • Crisis reiterada de sueño durante la vigilia.

Fuente: Clínica Universidad de Navarra.

CLÍNICA DE TRASTORNOS DEL SUEÑO (UNAM)

Consecuencias por no tener un sueño reparador

  • Disminución de la capacidad cognitiva y de reacción.
  • Afectación memoria a corto plazo.
  • Cambios del estado de ánimo y aumento del estrés.
  • Somnolencia y aumento del riesgo de sufrir un accidente. 
  • Incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y obesidad. 
  • Aumenta el riesgo de presentar hipertensión arterial, infartos cardiacos y embolias cerebrales. 
  • Estar más de 48 horas sin dormir provoca alucinaciones visuales o auditivas.
  • Estar sin dormir de forma crónica continua puede llevar al coma e incluso a la muerte.
Son considerados trastorno del sueño todos los problemas relacionados con el dormir y no tener un descanso reparador, como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormido. EL INFORMADOR/Archivo

RECOMENDACIONES

Situaciones a considerar para mejorar la calidad y tiempo de sueño

La mayoría de las personas saben que tener una buena noche de sueño es importante para realizar con efectividad las tareas del día siguiente. Sin embargo, son pocas quienes pasan ocho horas o más debajo de las sábanas.

A continuación, algunos consejos para dormir pronto y profundamente:

Intentar acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, aún durante los fines de semana.

Mantener una recámara fresca, con capacidad en la regulación de la luz y tan silenciosa como sea posible.

Evitar pasar tiempo frente a dispositivos electrónicos que emanen luz, como la televisión, teléfonos, computadora, tabletas y videojuegos. 

Limitar el tiempo en cama, ya sea sólo para dormir o para actividad sexual.

Evitar siestas de más de 30 minutos durante el día, especialmente poco antes de la hora de dormir.

De no conciliar el sueño en 15 minutos o si se despierta y no se puede volver a dormir en ese tiempo, realizar una actividad relajante con el mínimo de luz.

Hacer ejercicio regularmente, pero no cerca de la hora de dormir, es preferible la actividad cardiovascular por la mañana o una rutina de ejercicio en la tarde, de acuerdo a su condición de salud.

Evitar bebidas que contengan cafeína (café, algunos tés, chocolate y bebidas de cola) después de las 14:00 horas

Evite el consumo de tabaco y alcohol, o por lo menos no los consuma dos horas antes de irse a la cama.

Evitar alimentos que provoquen agruras e indigestión y limitar la ingesta de líquidos antes de acostarse.

Realizar actividades de higiene como tomar un baño tibio o utilizar técnicas de relajación en un ambiente con luz tenue antes de acostarse.

Fuente: Clínica de Trastornos del Sueño UNAM.

Cómo vencer al insomnio: de pastillas a cambiar hábitos

Una noche más sin dormir ya era costumbre para Fernanda. Desde los 15 años comenzó a padecer episodios de insomnio que se alargaban hasta que salía el sol, sin haber cerrado los ojos para descansar en toda la noche y con la pesadez de iniciar un día nuevo sin energías.

Esta fue la realidad que la joven ingeniera vivió durante tres años seguidos, lapso en el que intentó distintas opciones para conciliar el sueño, sin éxito alguno.

“Mi familia pensaba que era un tema de que estaba siendo ‘rebelde’ o que me quería quedar despierta para hacer ciertas cosas, pero cuando ya se lo tomaron todos en serio me dieron tés, chochitos, apagábamos todo desde temprano y aun así yo seguía despierta, pensando, ideando cosas”.

Previo a ingresar a la universidad, el desempeño académico de Fernanda era bajo, la falta de sueño le impedía ser productiva: “todo el tiempo tenía sueño, estaba dispersa y de malas, obvio me iba mal en la escuela”.

Sus malas calificaciones la llevaron a ser de los últimos lugares de ingreso a la Ingeniería Bioquímica, por lo que sus docentes le recomendaron tomar clases externas y consultar con un especialista en salud mental.

Tras su tercera sesión con un psicólogo, con quien intentó técnicas de control de estrés y relajamiento, el especialista la canalizó con un psiquiatra, quién le detectó un trastorno de sueño derivado de diversos factores psicológicos y emocionales, que le causaban un desbalance químico que le impedía dormir. A pesar de apenas haber cumplido la mayoría de edad, el psiquiatra le recetó un somnífero para ayudarla a dormir: Clonazepam.

“Las dosis eran pequeñas al inicio y te van subiendo hasta llegar a un pico. Por primera vez en años dormía bien, pero lo malo era que al día siguiente todavía me sentía cansada, y cuando cambié de medicamento me daba mucha ansiedad”.

Luego de un año medicada, sus horarios de la universidad comenzaron a ser más demandantes, con clases que iniciaban a las 7:00 horas y laboratorios por la tarde. Optó por acudir al gimnasio de manera diaria en las horas muertas entre clases para cansar a su cuerpo.

"Poco a poco con ayuda de mi psiquiatra empecé a adoptar mejores hábitos, no fue algo planeado sino que las circunstancias se fueron arreglando para que yo fuera más disciplinada y tomara el control de mi vida, además ya quería dejar los medicamentos".

A cinco años de que venció el insomnio, reconoció que cuando ocurren hechos que la ponen nerviosa o que están fuera de su control, las noches sin dormir vuelven a ser un tema recurrente, pero aseguró que ya no es algo que no pueda controlar, "sí me quedó unas horas sobre pensando, pero eventualmente me duermo y antes ni eso".

Al no dormir, el cuerpo activa su sistema de alerta, lo que aumenta la secreción de adrenalina. ESPECIAL

OCHO HORAS ES EL PROMEDIO RECOMENDADO EN ADULTOS

La edad es uno de los factores que determinan la cantidad de sueño

Acorde a la Secretaría de Salud de México, la falta de un sueño reparador disminuye la productividad, la expectativa de vida, provoca irritabilidad, además de que se incrementa el riesgo de sufrir accidentes.

  • Recién nacidos (0-3 meses): Entre 14 y 17 horas.
  • Bebés (4-11 meses): Entre 12 y 15 horas.
  • Niños pequeños (1-2 años): Entre 11 y 14 horas.
  • Niños en  preescolar (3-5 años): Entre 10 y 13 horas.
  • Niños edad escolar (6-13 años): Entre nueve y 11 horas.
  • Adolescentes (14-17 años): Idealmente 10 horas.
  • Adultos jóvenes (18 a 25 años): Entre siete y nueve hrs.
  • Adultos (26-64 años): Entre siete y nueve horas.
  • Adultos mayores (de 65 años): Entre siete y ocho horas al día.
  • Recuerde que no dormir lo necesario puede desarrollar enfermedades crónicas.

LA VOZ DEL EXPERTO

El celular y las pantallas le pegan al sueño

Jorge Antonio Blanco Sierra, director del Instituto Jalisciense de Salud Mental

El uso de teléfonos celulares, tabletas o equipos de cómputo, es uno de los malos hábitos que complican conciliar el sueño y afectan el descanso adecuado, señala Jorge Antonio Blanco Sierra, director del Instituto Jalisciense de Salud Mental. 

El especialista comentó que lo ideal es no utilizar esos aparatos por lo menos una hora antes de dormir.

“Que el lugar en donde estamos durmiendo sea uno que no tenga estímulos luminosos como celular, la televisión o alguna luz, porque si tenemos ese estímulo a nivel corteza cerebral no me va a permitir alcanzar el sueño de calidad. Es un mal hábito de estar con el teléfono en la mano hasta antes de dormir o tenerlo a un lado”.

El médico comentó que no hay un estudio hecho a nivel estatal para conocer la incidencia de la alteración del sueño o trastornos clínicos del sueño. Refirió que evaluar la calidad y cantidad de sueño son elementos básicos para determinar si una persona padece un trastorno del sueño. 

“Para nada es ideal la automedicación, inclusive lo que se maneja como productos naturistas, porque claro que tienen impacto en la estructura del sueño. Lo ideal es identificar los factores que provocan el problema de sueño, y si es crónico, la recomendación es acudir con el médico que analice toda la condición clínica y el historial médico”.

El 45% de la población en México sufre de mal sueño

De acuerdo a la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, en México alrededor del 45% de la población adulta presenta mala calidad del sueño, lo que se refleja en la dificultad que las personas tienen para levantarse, así como la constante somnolencia y cansancio durante las primeras horas del día.