Aunque la Línea 3 del Tren Ligero entró en operaciones desde septiembre de 2020, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) reporta por Transparencia que todavía faltan 33 millones 090 mil pesos para obras de restauración en 12 inmuebles afectados por la construcción de la ruta, pero no detalla si dará los recursos, quién deberá hacerse responsable por los daños o cuándo se realizarán los trabajos.Lo que sí indica es que ya han erogado 56.8 millones de pesos para trabajos de restauración en cinco inmuebles: Catedral de Guadalajara, templo de San Francisco de Asís, iglesia de San José de Gracia, el café Reforma y el Museo del Periodismo, aunque eso no significa que las acciones ya están terminadas.“La Secretaría de Comunicaciones y Transportes erogó recursos para la atención de los edificios acordados, mediante un convenio de colaboración con el Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes) y el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), así como los indicados por el Instituto de Ingeniería de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México)”, responde la Secretaría.Sobre los estudios de la seguridad en la infraestructura de cada uno de los inmuebles afectados, precisó que no contaba con los análisis, pero destacó que, para que pudieran abrir al público, se deberían realizar las gestiones ante la dependencia de Protección Civil o las correspondientes, para que otorguen la aprobación respectiva.“Entre esos inmuebles destacan aquellos que están en espera de alguna intervención más por la SCT, de conformidad con el listado previamente presentado”.A través de Transparencia, al Sistema de Tren Eléctrico Urbano (Siteur) también se le preguntó sobre las reparaciones de los inmuebles afectados, ya que ahora es el organismo operador de la ruta: “Está en proceso la entrega-recepción de la Línea 3. Sin embargo, Siteur no llevará la supervisión de las afectaciones de los inmuebles históricos afectados. Esto se realizará directamente por el INAH y la UNAM, a través de la SCT”, contestó la dependencia.El Ayuntamiento de Guadalajara, quien está a cargo del Museo del Periodismo, no respondió sobre el tema.Fuente: SCT.Los inmuebles ubicados en Paseo Alcalde y distintas intersecciones (en orden de Norte a Sur, desde la calle Guillermo Prieto hasta Revolución):De acuerdo con la inscripción colocada afuera, la vivienda fue mandada a construir por orden del señor Alcalde, a fin de sostener el hospital, lo que significa que es competencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).En un recorrido realizado, uno de los encargados comentó que han hecho muchas reparaciones, aunque desconoció si existen proyectos al respecto, debido a que la administración del albergue es nueva. En la fachada se pueden observar algunas grietas.La finca tiene grietas que atraviesan toda la estructura, así como hundimientos en pisos. Sara Rivera, hija de los dueños de la finca, recuerda que se trata de un inmueble que adquirió la familia de su bisabuela. Indica que incluso la pagaron con monedas de oro, que se usaban en aquel entonces. El inmueble es patrimonio histórico del INAH.Comenta que desde que iniciaron los trabajos para la realización de la Línea 3, acudieron trabajadores de distintas dependencias y mandaron a hacer peritajes.“La última información que tuvimos era que esta casa no tendría una remodelación, sino una restauración completa. Así nos han traído todo el tiempo, mi papá es abogado y ha estado tramitando la obra, pero no ha recibido respuesta”.Destaca que han hecho reparaciones en el patio trasero porque se hundía y eso hacía que el drenaje quedara expuesto, lo que les causó que se metieran roedores. “También cambiamos los drenajes pluviales de la azotea, porque con las vibraciones se tronaron, y las casas son de adobe y se empiezan a remojar. Hay muchas cosas que no les podemos dar mantenimiento porque decían que no podíamos moverle nada. Hay grietas por todos lados y humedad”.Además, afirma que han vuelto a detectar vibraciones. “Recién que se inauguró la línea se dejaron de percibir, pero tiene como dos o tres meses que se sienten las vibraciones, incluso en horas donde no hay servicio”.José Manuel, quien renta en el primer piso, concuerda en que en la finca se siente el paso del Tren Ligero.El padre Eduardo Gómez Becerra, coordinador Diocesano de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Guadalajara, detalla que el inmueble sí tuvo grietas en las oficinas que están más pegadas a la avenida, las cuales fueron restauradas. “También consolidaron un muro Milán, no igual que la Catedral porque no es el mismo peso, pero sí se estuvo trabajando. Allí falta, al igual que en Catedral, detallar los trabajos que tenían que hacer”.Remarca que es un templo de adobe, muy rústico, que fue decorado durante el siglo XIX. “Pero es un templo muy frágil, que requiere mucho mantenimiento. Ya se hicieron los trabajos de consolidación, el párroco no ha reportado otras fallas o vibraciones”.El inmueble está cerrado al público, con tablones de lámina blanco que lo protegen. En el recorrido se constató que no hay movimiento al interior. No se brinda información sobre la dependencia encargada de su protección o si se trata de algún particular.Es un local comercial con una entrada para un primer piso. En la visita que se efectuó, el lugar se encontraba con las cortinas cerradas y la puerta tapada y con grafito, por lo que no se ve qué hay al interior.El recinto permanece cerrado al público desde diciembre de 2016, luego que Protección Civil y Bomberos determinó que sería mejor no exponer a los usuarios. Desde ese entonces han existido anuncios de que abrirá al público, pero esto no ha ocurrido. Por ejemplo, en marzo de 2018, el entonces director dijo que la segunda etapa de obras terminarían en cuatro meses, por lo que estaría listo para reabrir en ese año.De acuerdo con la información brindada por la SCT, se requieren 5.9 millones de pesos para finalizar la última etapa de restauración del inmueble.El padre Eduardo Gómez Becerra, coordinador Diocesano de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Guadalajara, explica que el proceso inició con los trabajos preliminares, que consistieron en colocar un muro Milán frente a la Catedral, con 40 metros de profundidad del nivel del suelo hacia abajo.“Tenía como objetivo dos cosas: soportar el peso del edificio y bajar el impacto de la tuneladora. Esos trabajos preliminares son los que más daño hicieron, y las excavaciones y el golpeteo fueron lo que propició que las grietas de la Catedral se hicieran mayores, no que se hicieran nuevas”.Describe que la primera etapa fue la consolidación del muro Milán y de las torres, a las que les hicieron un trabajo estructural para reforzarlas, mientras que la segunda parte es la consolidación de la bóveda y el sellado de todas sus grietas y los muros laterales de la Catedral. “La tercera etapa era la consolidación interior y la parte inferior de las torres Norte y Sur, que son las capillas... y una grieta del muro en la capilla de La Purísima, que es del Santísimo”.Indica que con los trabajos realizados ya no tuvieron filtraciones de agua en las bóvedas, pero no han recibido respuesta por parte de las autoridades para continuar con la última etapa, que sería suficiente para garantizar la seguridad del inmueble.Es un local donde venden nieves de garrafa. Ubaldo Sánchez, encargado del lugar, comenta que había una grieta en el techo del lugar, la cual fue reparada por las autoridades federales, pero volvió a surgir meses después.Aunque dice que no tienen otros inconvenientes, el espacio tiene proyectados 4.5 millones de pesos para invertir.De acuerdo con la SCT, el inmueble donde está construida la Plaza de la Tecnología, es uno de los que requieren reparaciones. Sin embargo, César Machuca, gerente del espacio, menciona que acaban de cambiar la administración del lugar hace ocho meses, por lo que no tiene información sobre fisuras o daños estructurales.El lugar es una tienda de discos. Uno de los encargados del local indica que la tienda sí tiene daños, principalmente en pisos, donde se observa un desnivel. También dice que en el sótano tienen daños estructurales.El inmueble no aparece marcado; sin embargo, los comerciantes de la zona refirieron que se trata de un edificio aledaño a un restaurante de comida china, que tiene el número 171, aunque esto no se pudo constatar. A ese lugar proyectan invertirle 1.7 millones de pesos.La iglesia está cerrada al público desde marzo de 2017, tras los estragos causados por la construcción de la Línea 3. En ese mismo año, la SCT comunicó que intervino el templo con una inversión de siete millones de pesos. En la primera etapa se realizaron trabajos de reparación de grietas, consolidación de muros, sustitución de cantera y reforzamiento en la torre campanario. Pero la inversión y los trabajos se quedaron cortos, según los especialistas Guillermo Aceves Hernández y Alfredo Varela. Ambos consideraron que son “protecciones psicológicas” que no servirían de nada ante un terremoto. Por ejemplo, aseguran que en el caso de la torre, las pilastras no están ancladas.En un recorrido por este medio se pudo constatar que la grieta más grande divide la nave central de la iglesia. Sigue #DebateInformador, participa en Twitter en el debate del día @informadorJL