Verdades y mentiras en el matrimonio

En la próxima jornada, junio 19 y 20, del ciclo de conferencias sobre el matrimonio, que organiza la asociación Caminemos Juntos, se tratarán diversos temas sobre la vida conyugal, hoy tan expuesta a tantas crisis y repleta de fragilidades y descalabros.

La vida de pareja se debe de sustentar en la honestidad de ambos, en la capacidad de ser sinceros desde el inicio de la relación. Lo que obliga a ser amigos de la verdad desde las primeras palabras que se comparten. No se valen medias verdades ni mentiras ocultas, por más piadosas que sean.

El hecho de mostrarse como se es, sin fingir ni disfrazar los propios defectos, da muestra de la transparencia con la que se quieren manejar las cosas.

Si los cimientos de la pareja están construidos en la verdad, ésta crecerá por ese mismo camino; pero si se hace en mentiras y engaños, seguramente seguirá por el mismo derrotero.

Es cierto que hay muchos hombres muy mentirosos, quizá más que las mujeres. Sobre todo cuando la mentira se refiere a relaciones ocultas, fuera del matrimonio, y a manejos turbios dentro de la esfera laboral. Es decir, en la obtención corrupta de muchos de sus ingresos extras.

Muchas mujeres fingen conductas y exageran las cosas, con tal de obtener beneficios con su pareja, y esto también es una forma de engaño o mentira. Sé de algunas mujeres que llegan a fingir el orgasmo, con tal de mantener contentos a sus esposos.

Las parejas que acostumbran mentirse, acaban desconfiando uno del otro. Y desde luego, terminan en pleitos y discusiones. He conocidos mujeres tan cínicas sostener, con todo su orgullo, que ellas nunca le han mentido a sus maridos. Al igual que hombres negar evidencias de sus relaciones extramaritales.

La verdad es lamentable que se pierda la honestidad y se tenga que recurrir a una constante actuación, para mantener una relación, que por supuesto es todo un teatro.

Una falsedad así es más grave porque descansa en un autoengaño que se acaba esparciendo en todas las demás actividades de la vida.

La esclavitud a la mentira se hace crónica y termina por someternos a la crueldad de los celos y la insoportable angustia de tener que vivir al lado de alguien que te engaña.

No hay como vivir en la libertad de la verdad, en la alegre capacidad de saber que tu pareja dice la verdad y que no trata de tapar ni encubrir sus errores y fallas. Que está dispuesto a confesar sus equivocaciones y defectos y se compromete a luchar para ser mejor.

Yo no creo en las personas que sostienen la vanidad de afirmar que nunca dicen mentiras, que son tan perfectos que nunca lo han hecho. Ésa es la primera mentira de todas.

Para ser honestos, es importante recibir la comprensión del otro, y sobre todo el perdón.
Pues si te digo la verdad, espero que me sigas aceptando y queriendo como soy, así de torpe. Mejor ayúdame a no seguir diciendo mentiras. Juntos podemos crecer a ser cada vez más amigos de la verdad. que esclavos de la mentira.

GUILLERMO DELLAMARY / Filósofo y psicólogo.