Lunes, 25 de Noviembre 2024

LO ÚLTIMO DE

|

Trigo sin paja - Temas para reflexionar

Por: EL INFORMADOR

En los regímenes totalitarios, los años de regimentación, adoctrinamiento, tutelaje, censura y miedo adormecen el espíritu crítico y hasta la más elemental aspiración de libertad de un pueblo que no conoce más “verdad” que las mentiras de la propaganda oficial, abatiendo sus ideales a los mínimos de supervivencia cotidiana. Acaso, oculta en los pliegues de su esperanza, se conserva medrosamente viva la flama de una certeza, próxima o tardía, en que pueda liberarse de quienes han aberrojado su libertad.

Todas las culturas tienen algo que enriquece a la especie humana. Por ello, la coexistencia multicultural es provechosa; pero de tal circunstancia no se desprende que todas las instituciones, costumbres y creencias de cada cultura sean dignas de igual respeto y deban gozar, por su sola existencia, de inmunidad moral. Todo es respetable en una cultura mientras no constituya una violación flagrante de los derechos humanos, es decir, de esa soberanía individual que ninguna categoría colectivista, llámese religión, nación o tradición, puede arrollar sin revelarse como inhumana e inaceptable.

Copérnico publicó, casi en su agonía, el libro que fundó la astronomía moderna. Tres siglos antes, los científicos árabes Muhnayad al-Urdi y Nasir al-Tusi habían concebido teoremas que fueron importantes en el desarrollo de su obra. Copérnico los usó, pero no los citó. Las tres invenciones que hicieron posible el Renacimiento: la brújula, la pólvora y la imprenta, vinieron de China. Los babilonios habían anunciado a Pitágoras con mil 500 años de anticipación. Mucho antes que nadie, los hindúes habían sabido que la Tierra era redonda y le habían calculado la edad. Y mucho mejor que nadie, los mayas habían conocido las estrellas, los ojos de la noche y los misterios del tiempo. Todas estas menudencias no han sido dignas de mención. Absurdamente se las han tragado.

Después de tantos enfrentamientos entre fundamentalistas religiosos y el Estado, el ciudadano aspira a una sociedad libre del poder temporal de la Iglesia y del poder espiritual del Estado.

Cuando se atraviesa por una crisis está presente una clara disyuntiva: o se enfrenta con medidas tan severas como exija la gravedad de la propia crisis, o se asume una actitud de resignada impotencia dejando que ella conduzca al país, se haga crónica, inveterada y cada vez más grave. Practicando el liberalismo clásico de dejar hacer y dejar pasar, es la crisis quien gobierna.

Los calambures, argot, vulgaridades, impudicias, groserías o leperadas, son expresiones verbales ponzoñosas que hallaron cabida en todos los escritores del Siglo de Oro español, y que, bien empleadas, no sólo son para insultar, sino para definir.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones