Trabajo legislativo

El Congreso de la Unión terminó ayer el primer periodo ordinario de sesiones del tercer —y último— año de la actual LX Legislatura. Las asambleas plenarias de San Lázaro y Xicoténcatl aprobaron ayer todavía, cada cual por su parte, casi una decena de dictámenes. En ambas cámaras, sus respectivos presidentes afirmaron que la productividad del Poder Legislativo superó con creces el augurio de que sería un periodo perdido.

César Duarte, presidente de la Cámara de Diputados, se congratuló —en un discurso pronunciado al final de todo— de que se habían aprobado, a lo largo del periodo, nuevas leyes como la General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y otras relacionadas con la industria petrolera, como la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía, Ley de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables, Ley General del Equilibrio Ecológico, Ley General de Salud; otras como la Ley General de Educación, Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, Ley del Seguro Social, Ley de Ciencia y Tecnología, Ley de Amparo, Ley de Cámaras Empresariales, Ley Federal al Consumidor y la Ley General de Contabilidad Gubernamental, además de la reformas en materia energética, en seguridad pública y, desde luego, el paquete económico 2009.

De septiembre a la fecha las dos cámaras aprobaron 45 reformas y adiciones que ya venían del Senado, y otros 79 dictámenes fueron enviados a Xicoténcatl para su refrendo.

Y ayer mismo quedó instalada la Comisión Permanente integrada por diputados federales y senadores, que será presidida por el propio Duarte Jáquez y que sesionará en el recinto de San Lázaro, los días 17, 22 y 29 de diciembre y a partir de enero todos los miércoles de ese mes hasta su clausura, el día 31.

Así, en conjunto, la productividad del Congreso se ve voluminosa; y lo es. En este periodo, el balance de los trabajos puede considerarse positivo, no tanto por el número de leyes y dictámenes aprobados, sino porque esto se debió a la voluntad conciliadora de los grupos parlamentarios, a la apertura al diálogo entre ellos y, desde luego, con el Poder Ejecutivo.