Domingo, 19 de Enero 2025

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Propósitos de cambio

Por: EL INFORMADOR

Este fin de semana, dirigentes del Partido Acción Nacional (PAN) de más de 100 municipios de Jalisco se reunieron en Puerto Vallarta para hacer un análisis de la situación del instituto político. Las pasiones ya se han enfriado lo suficiente como para que hayan admitido, después de la derrota del pasado 5 de julio, que se condujeron “con soberbia”, y que tanto candidatos como gobernantes surgidos de sus filas “dejaron de escuchar a la gente”.
Como confesión, bienvenida.

Pero si no hay, como en el sacramento católico, una firme convicción de corregirse, es harto probable que este partido político y los demás, por añadidura, persistan en ignorar a la gente y en repetir sus yerros. Y es que los ciudadanos que, según se sostiene en la Constitución Política de nuestro país, son el principio y fin de la existencia de los institutos políticos, están —pareciera— en el último lugar de la lista de sus prioridades.

Y es que, curiosamente, otra de las reflexiones de los dirigentes de Acción Nacional giró en torno a recobrar la confianza de la ciudadanía en las elecciones del año 2012, con miras a “recuperar” las alcaldías perdidas. No está de más recordar que en esa misma elección estará en juego la gubernatura del Estado.

Tomando como base de análisis los razonamientos de los dirigentes de los partidos políticos, es muy fácil deducir que muy por encima de cualquier otro objetivo, el que más les importa es el de alcanzar el ejercicio del poder. Poco mencionan otros fines partidistas, como el bienestar social, por ejemplo. Fin que, cuando menos en el discurso, debiera estar en la cúspide, particularmente en los complicados tiempos que corren para la mayoría de los mexicanos.

¿Cómo es posible volver a “escuchar a la gente” y no percibir que en este momento lo que menos preocupa a los mexicanos son las siguientes elecciones?

Bien harían los líderes de todos los partidos políticos en identificar, primero, los intereses auténticos y urgentes de los ciudadanos, para trabajar luego, acuciosamente, en resolverlos, siempre desde la perspectiva legal y ciudadana que les competa, sin hacer propósitos que no puedan cumplir.

En política, se ha dicho muchas veces, no se puede ser ingenuo. Tampoco se debe confiar en la impunidad.

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