Procuración de órganos

El trabajo que desempeñan las autoridades de salud para difundir la cultura de la donación de órganos data ya de varios lustros, pero el avance ha sido lento. La falta de información, la irregularidad e inconsistencia de las campañas de promoción, los mitos y los diferentes niveles de interés en el personal médico de una administración pública a otra, han contribuido a que así sea.

La necesidad es real, y para quienes esperan la llegada de un órgano, urgente.

Los avances médicos han abierto esta posibilidad y son cientos ya los casos de personas de todas las edades que pueden dar testimonio gracias a que recibieron con oportunidad un órgano o un tejido que les salvó la vida.

Aplica en estos casos la máxima aquella de “hoy por ti, mañana por mí”. Nunca se sabe cuándo se va a necesitar y, en todo caso, la solidaridad y la proclividad a ayudar al prójimo están en nuestra idiosincrasia, habría que recurrir a ella, despertarla.

Por lo general, cuando alguno de los pocos procuradores de órganos que operan en Jalisco se acerca a los hospitales y con su preparación especial aborda a las familias, tiene éxito, es decir, hay disposición y, una vez con los datos precisos, resueltas todas las dudas, los familiares y aun los pacientes manifiestan su acuerdo.

El punto aquí es la necesidad de incrementar el número de procuradores de órganos. Su labor, personal y directa con posibles donadores, es fundamental.

En este sentido, además de mantener y reforzar las campañas pro donación de órganos y tejidos con el ánimo de consolidar esa cultura, es preciso que las autoridades de Salud y la misma comunidad de médicos se apliquen con ahínco en la tarea de impulsar la formación de más procuradores de órganos, una labor que incluso podría desarrollarse de manera altruista, como de hecho se hace con base en la experiencia de pacientes y familiares convencidos.

Estamos hablando de salud, de vida, valores que ocupan el primer sitio en las prioridades de las familias jaliscienses e indispensables, como la generosidad, en la acción de donar.