Primero la salud

Todo comenzó como una protesta muy localizada, en un área de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) que en sentido estricto no tiene relación con los servicios fundamentales que esta dependencia presta a la población que no cuenta con otros sistemas de seguridad social, ni públicos ni privados. Trabajadores de Comunicación Social externaron quejas por lo que consideraban maltrato por parte de la responsable de esa área.

El conflicto de índole laboral, lejos de ser atendido con atingencia y prontitud, se fue convirtiendo en lo que se dice una “bola de nieve”, porque la funcionaria señalada, y sus superiores, incluyendo al titular de la SSJ, hicieron oídos sordos a las protestas y revirtieron las cosas al considerar que los empleados se estaban insubordinando sin razón.

La intervención del sindicato agudizó las posiciones y su dirigencia local respaldó plenamente a los trabajadores, quienes comenzaron a realizar paros en sus labores, en protesta por la actitud que consideran intransigente de los funcionarios. Vinieron los ceses de algunos comunicadores que laboraban bajo protesta en la SSJ, y el problema se escaló.

Ahora, cuando han transcurrido varias semanas de este diferendo laboral, ya se produjo la intervención de la dirigencia nacional del sindicato de trabajadores de la Secretaría de Salud y, a las marchas y plantones que han hecho decenas de agremiados, ahora se ha involucrado a quienes prestan sus servicios en unidades de atención médica, que podrían parar labores para presionar a que la funcionaria de Comunicación Social sea separada de su cargo, y el titular de la SSJ responda por su ineficacia para resolver un problema.

Los diputados han decidido intervenir en el asunto y están llamando a comparecer al secretario, Alfonso Gutiérrez Carranza, porque consideran inexplicable que se haya dejado crecer una confrontación que comenzó por señalamientos de malos tratos de una sola persona a un grupo de empleados.

En efecto, resulta difícil de creer que se ponga en riesgo la atención médica a la población que menos recursos tiene, por la obcecación mostrada ante un reclamo que, justo o no, debe ser escuchado para tomar las medidas conducentes y reducir, hasta extinguirlo, el conflicto.