Populismo costoso

    Ante las incesantes alzas en los mercados de energéticos, el Gobierno federal venía ofreciendo una cobertura de protección al precio del gas natural, y se había establecido el último día de julio para que a partir de esa fecha los industriales se hicieran responsables de cubrir los costos que implica la contratación de dichas coberturas, sin embargo, el presidente de la Canacintra, Miguel Marón Mansur, advirtió que los industriales no pueden absorber dichos costos y ello traería como consecuencia un incremento en este energético del orden de 60%, mismo que por su magnitud debería ser transmitido a los consumidores.
    De ser así, la primera consecuencia es que quedaría en el olvido aquel acuerdo que se hizo hace un par de meses para mantener los precios fijos.
    Ante todo esto, el Gobierno mexicano, a través del subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Alejandro Werner, ofreció reunirse con empresarios y funcionarios de Pemex-Gas para generar opciones de esquemas de cobertura que permitan “amarrar” los precios a ciertos plazos que den un mayor margen de seguridad a sus operaciones.
    La reacción empresarial no se hizo esperar, pues lógicamente, si los empresarios estaban comprando un gas natural a precio fijo, sin cargos adicionales por tener la seguridad de un precio estable, aceptar las nuevas condiciones les implica un aumento en sus costos que se resisten a absorber y pretenden trasladárselo al consumidor.
    Como es sabido, el fuerte de los empresarios es su capacidad de negociación y ésta la habrán de demostrar ante el monstruo que tienen enfrente, pues si bien es cierto que no pueden sostener precios fijos indefinidamente con costos crecientes, tampoco es viable que las instancias gubernamentales absorban costos con el fin de ocultar una realidad que nos hemos empeñado en dejar de reconocer.
    Por paradójico que parezca, lo que estamos viendo es una situación en la que los empresarios, que tradicionalmente se han negado a que el Gobierno otorgue subsidios porque distorsionan los mercados, hoy están chantajeando al Gobierno y a la sociedad para que se los sigan subsidiando si no quieren un aumento generalizado de precios.
    Seguramente, lo que acabará sucediendo es que para evitar un incremento en el precio del gas natural de 60% de un día para otro, se acabarán contratando las coberturas que se acostumbran en los mercados internacionales a futuro, y que sus costos terminarán siendo absorbidos por las tres partes involucradas: sector oficial, empresarios y consumidores.
    La forma que elijan darle a esta negociación está por verse y todo esto debe llevarnos a pensar hasta cuándo seguirá conviniendo sostener en México la farsa del precio de la gasolina, que es totalmente incongruente con su precio internacional, pues éste se llega a cotizar hasta 4.5 veces más caro de lo que aquí se paga.
Dejar de reconocer la realidad del mercado, aunque duela, es populismo puro. Tal vez así se interprete el “rebasar por la izquierda”.