Paseo Chapultepec

En una ciudad que se ha vuelto metrópoli, en la que se han borrado las fronteras entre los municipios que han constituido la gran connurbación, hay áreas, pequeñas zonas (comparadas con la magnitud de la mancha urbanizada) que se han vuelto entrañables para la mayoría de quienes habitan aquí, independientemente de la época en que hayan nacido.

La antigua avenida Lafayette, que transcurre desde la glorieta de los Niños Héroes hasta topar con la avenida México (si bien todavía tiene un pequeño tramo hacia el Sur para dar con Washington) es una de esas rúas que siempre han tenido una personalidad propia, un sentido de identidad que ha encantado a los tapatíos y a quienes vienen de fuera.

Es Chapultepec, no el bosque emblemático que presumen los capitalinos, sino nuestra avenida que engalana una zona ahora céntrica de la ciudad, y que en el transcurso de este año ha sido sometida a un trabajo de embellecimiento emprendido por el Ayuntamiento de Guadalajara.

Luce distinta, se mira limpia y verde, se nota más agradable y acogedora para los transeúntes y para quienes de prisa pasan por ella en sus vehículos. El alcalde tapatío, Alfonso Petersen Farah, la entregó a los ciudadanos el viernes por la noche, haciendo el reconocimiento de que le faltan algunos detalles menores y principalmente las nuevas bancas, que suplirán a las antiguas y alargadas que daban asiento a los paseantes.

La obra consistió en sustituir mosaico, construir jardineras de concreto y colocar luminarias nuevas, además de que se rehabilitaron las siete fuentes que existen en la vialidad y se restauraron seis de las esculturas ubicadas sobre el camellón.

Independientemente de que se revise con cuidado que todo el proceso de la obra haya cumplido con las normas en licitaciones y adquisiciones, es meritorio que se hayan robustecido las áreas verdes.

Lista para ser disfrutada, la avenida ya acogió desde anoche el Paseo Chapultepec, que es una sugerente invitación, con actividades artísticas, culturales y de simple divertimento, a disfrutar la nueva fisonomía de una avenida tan simbólica de lo que es ser tapatío. Habrá que gozarla, cuidarla y tratar de hacerla cada vez mejor para todos.