| Parásitos de la sociedad Por: EL INFORMADOR 3 de febrero de 2010 - 23:00 hs Aquellos que reciben un sueldo por servir al pueblo y no lo hacen, acaban por servirse del pueblo. Es un hecho que existen parásitos en el Gobierno que viven a costa de su salario, sin regresar los beneficios que amerita su cargo. En la medida en que un sistema político descansa en la asignación de puestos de trabajo a los amigos, compromisos y conveniencias personales, los contratados responderán con su lealtad a quien los contrató y no al pueblo que les paga. Por consiguiente, acabarán por servir más a su patrón y no a la sociedad que sí paga impuestos. Por eso se ha insistido tanto en que la burocracia, y en especial a los funcionarios, se les contrate abiertamente y por sus capacidades e historial laboral, no por sus relaciones con los funcionarios que han sido elegidos por el pueblo. En nuestro sistema de gobierno existe la falsa idea de que si son elegidos democráticamente, entonces ahora ellos tienen la libertad y el derecho de designar a sus colaboradores, acorde a sus muy particulares caprichos personales, sean objetivos o simples conveniencias y fruto de su necesidad de contar con personas confiables. Lo que ha llevado a tener una historia de amiguismos y compromisos muy abultada. El problema está en que si le deben el puesto al jefe que los contrató, entonces ya no servirán al pueblo que les paga, pues siempre serán más fieles al patrón que al compromiso con la sociedad. Y eso, en vez de fortalecer al Gobierno lo debilita, pues existe todo un aparato de gobierno que otorga los privilegios al jefe en turno y no al estricto servicio a los intereses de la comunidad. Del amiguismo surge una dependencia que suele convertirse en parasitaria, y así durante años se crea una casta de funcionarios y burócratas que viven para servir y adular a su jefe, dándole la espalda a los verdaderos compromisos con la ciudadanía. Los parásitos no producen nada, no generan riqueza ni tampoco la promueven o facilitan, simplemente viven para arrimarse a donde puedan obtener un sueldo y una tarea que realizar. Son egoístas y no pretenden adquirir compromisos con un trabajo eficiente y creativo en pro del progreso y la prosperidad. Están pensando en sí mismos y en su chamba en turno. Cuidan su relación con el jefe y los políticos en turno, que los puedan impulsar a mejores posiciones, pero no tienen una conciencia responsable para cumplir bien con su tarea, especialmente con quienes realmente les pagan. Es increíble que los productivos de una sociedad, que sí pagan impuestos, mantengan a una gran cantidad de parásitos, incrustados en el Gobierno, y no puedan hacer nada para erradicarlos. Lo que de inmediato salta a la vista, es que debe existir una fuerza cívica lo suficientemente sólida como para fumigar a esta plaga y exterminarla del Gobierno. Queremos gente comprometida con la sociedad, queremos funcionarios que sean asignados por su calidad profesional y curriculum y no por el jefe en turno, deseamos que le deban su sueldo al pueblo con lealtad y compromiso. GUILLERMO DELLAMARY / Filósofo y psicólogo. Correo electrónico: dellamar@yahoo.com Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones