Obama en México

La actitud de México frente a Estados Unidos ha cambiado dramáticamente en los últimos meses, sobre todo después de la reunión en Washington del Presidente Felipe Calderón y el todavía presidente electo Barack Obama, en el mes de enero de este año.

Luego del encuentro, hechos y declaraciones en torno a la relación bilateral se han sucedido y algunas de ellas, incluso, han contribuido a lo que algunos analistas llaman “clima de tensión”.

Por ejemplo, comentaristas de aquel país y funcionarios del Gobierno estadounidense afirmaron que México era un Estado fallido, una expresión que en términos generales se refiere a que el Estado ha sido sobrepasado, y en algunos casos desplazado, por el crimen organizado. El Gobierno mexicano rechazó con énfasis esa idea.

También se difundió en su momento —hay quienes lo piensan todavía— que México no figuraba en la agenda de Barack Obama, quien estaría bastante ocupado con sus propios problemas.

Más allá de opiniones e interpretaciones, en sendas entrevistas a agencias extranjeras, por primera vez un Presidente de México mencionó que además del consumo de drogas en Estados Unidos y del tráfico de armas, la corrupción en aquel país era uno de los factores que incidían en el narcotráfico.

Y más tarde, el Gobierno mexicano tomó la determinación de “castigar” a más de 90 productos de origen estadounidense como represalia por las prácticas proteccionistas del vecino del Norte.

Hoy estamos a escasos tres días de recibir en México la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien llegará después de los encuentros previos en territorio nacional con la secretaria de Estado, Hillary Clinton y con, entre otros, Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional.

Barack Obama ha reconocido en varias ocasiones el trabajo que está haciendo México para combatir el narcotráfico, pero no sólo eso, el mismo presidente estadounidense aceptó que en su país no se ha hecho lo suficiente: autocrítica, corresponsabilidad y cooperación.

Sobre estas bases, las expectativas de un encuentro en México entre ambos mandatarios no podían ser mejores, en todos los ámbitos, aun cuando la agenda no se agote en un solo estirón… será poco a poco.