Nueva fe en el país

La realidad económica de cada persona se forma de certezas y también de percepciones sobre lo que vive. Entre las primeras están su ingreso monetario, fijo o promedio, la estabilidad de los precios de lo que consume, sus deudas y el valor comercial de sus bienes. Entre las segundas están sus expectativas, su fe y sus temores sobre el porvenir.

Por ejemplo, para un padre de familia con hijos en la escuela su realidad económica se verá afectada por la preocupación de cuánto le costará el próximo regreso a clases. Si quiere comprar una vivienda, le dará vueltas a la inquietud de si ahora es buen momento para contratar un crédito hipotecario, o mejor se espera.

Con el fin de medir la realidad económica de los mexicanos, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) realiza mensualmente desde enero de 2003 una encuesta en 32 ciudades del país. A cada entrevistado le pide calificar cinco aspectos: la situación económica actual de su familia y del país con respecto a la que se tenía hace un año, y la situación económica en un año de su familia y del país con respecto a la actual. La quinta pregunta pide calificar la capacidad familiar para adquirir muebles, como un televisor o un refrigerador, comparada con la que tenía un año antes. Las respuestas se promedian y de ahí surge el Índice de Confianza del Consumidor (ICC).

Durante años, el ICC tenía poco interés, más allá de los especialistas financieros. Sin embargo, desde hace unos meses ha cobrado relevancia, porque muestra la realidad económica de muchos mexicanos. Y lo que indica el más reciente, publicado ayer, muestra que los consumidores mexicanos han frenado el pesimismo. La tendencia del ICC muestra que las certezas y las percepciones de la población sobre su realidad económica han dejado de caer, luego de dos años, se estabiliza y aparentemente se prepara para recuperar la confianza.

Falta mucho. Si en enero de 2003 se tenía una confianza de 100 puntos, en junio pasado apenas fue de 81 puntos. Pero al menos en esta semana postelectoral se está comenzando a recuperar la fe. Y esto, ahora, ya es ganancia.