Lo más pronto es tarde

Justo en los escasos días que faltan para que concluya el período de la actual Legislatura y los nuevos diputados ocupen sus curules, salta a la vista que las agendas de los próximos legisladores están repletas de tareas que tienen que ver con las comisiones que se disponen a competir, pues éstas les significarán espacios mediáticos y acceso a presupuesto público.

Y en este juego que se repite cada tres años, ninguno de los futuros diputados busca el eco de los medios informativos para hacer hincapié en propuestas de trabajo específicas y realistas, que pueda llevar a cabo durante su período.
Pero no hace falta que ellos se hagan cargo de que sus obligaciones van más allá de conseguir una oficina bien orientada en el Palacio Legislativo o de integrar comisiones en las que estén bien posicionados políticamente, pues la ciudadanía puede subrayar cuáles son las tareas urgentes que deben sacar adelante apenas se hayan instalado.

Una de éstas será, sin duda, completar de inmediato la reforma en materia de justicia, o bien iniciar una reforma a la Ley de Transparencia que no facilite la opacidad, sino por el contrario, que obligue a quien ejerce dinero público a dar cuenta de ello.

Pero además, hay otra materias que casi nunca reciben atención de los diputados. Una de éstas —porque son muchas— es el medio ambiente y las sanciones que deben aplicarse a quienes contaminan y perjudican el entorno.
Los diputados salientes, quienes dejan una impresión negativa de su desempeño, aprobaron en diciembre un dictamen de ley que contempla la reparación del daño para los delitos medioambientales. Pero no la han vuelto a tocar, aunque tuvieron tiempo para hacerlo. Sencillamente no fue de su interés.

La trascendencia de este nuevo marco legal: la Ley de Responsabilidad Ambiental de Jalisco, radica en que, castigando económicamente a los responsables, pondrá freno a la mentalidad de que es posible hacer negocio a costa del medio ambiente y los recursos no renovables. Claro, debe primero aprobarse y garantizar que se aplique con rigor. Pero si el daño ya es tan grande, no hay por qué retrasar las medidas para ponerle remedio. En esto, lo más pronto es tarde.