Lunes, 27 de Enero 2025

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Por: EL INFORMADOR

Cuando el Partido Acción Nacional (PAN) sólo era un partido de oposición, todos sus miembros daban por descontado que el rigor de sus fundamentos estaría presente en todas y cada una de sus acciones, pero con los años y la evolución de la vida democrática del país, el acceso al poder les ha hecho evolucionar, y a decir por el discurso presidencial de ayer en el marco del homenaje póstumo al ex secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, los miembros de su partido tienen serias tareas pendientes.

Frente a gobernadores, diputados, senadores, dirigentes del partido, alcaldes, miembros del consejo y del comité ejecutivo nacional, el Presidente habló fuerte y pidió dejar atrás las mezquindades “que nos impiden servir, hacer el bien y que nos atrapan en pleitos, en ruindades sin fin que paralizan la acción del partido, que nos alejan de los ciudadanos y además, que nos hacen perder elecciones”.

Por si lo anterior no fuera suficiente, el Presidente Calderón recordó el deber ético de ponerse a trabajar y dejar atrás la mohína, la pereza, la ambición y la envidia para ofrecer a la ciudadanía los mejores candidatos y poder concentrarse no en desgastes internos, sino en la batalla que se debe luchar contra los enemigos de México.

Mucho ha de saber Felipe Calderón sobre lo que sucede al interior del PAN para haber pronunciado un discurso con esos términos y en ese tono frente a su partido en pleno, y en una ceremonia tan significativa como lo fue el homenaje referido.
Como es sabido, los ejercicios electorales que se han llevado a cabo durante este año no han favorecido al PAN, pero además, en los casos en que sus candidatos han ganado puestos de elección popular, abundan aquellos que han generado quejas, dudas y muestras de incongruencia con los ideales que desde la oposición abanderaba este partido.

Al parecer, la mezquindad es una condición humana que se relaciona más con el poder y la ambición, que con los principios.
Desgraciadamente, los miembros de la clase política, hoy con acceso al poder gracias a la democracia, acaban creyendo que cada uno de ellos son el destino, cuando lo que debieran pensar es que sólo son un punto más de las largas líneas que habrán de dar forma al futuro de México.

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