Jimena, la de Guadalajara

Muy agradable sorpresa experimentó la opinión pública mexicana, y seguramente también la latinoamericana en general, cuando los medios dieron a conocer el triunfo de la chica mexicana, -tapatía para mayores señas-, Jimena Navarrete, que con gracia, con su sonrisa, y sobre todo con sus ojazos clásicamente tapatíos, cautivó, no sólo a los jueces del certamen Miss Universo 2010, sino al público en general, porque esta joven, de modales suaves, pero elegantes, y graciosamente femininos, ataviada con un vestido rojo, semejaba la personificación cabal, real, y eximia de lo que es la condición femenina en su máxima expresión de belleza, de sortilegio y de un sutil aire de misterio, algo así como la imagen de La Patria misma, morena y meztiza.

Tuvieron que transcurrir más de diez años, para que ese controvertido concurso anual, con fama mundial y máxima expresión del utilitarismo "madeUSA", surgiera una segunda Miss Universo, la primera fue Lupita Jones, y debido a la situación que guardaba el país, se comentó que representaba la Señorita Tratado Libre Comercio, porque por ese entonces, 1991, dicho tratado comercial estaba en vías de aprobarse y de entrar en funciones, y de manera coincidente también Lupita logró ese triunfo en Las Vegas, la ciudad del ocio y de la diversión por excelencia. Así las cosas, repetimos, la mujer jalisciense, y en especial la de Guadalajara, ha demostrado al mundo, su valía; su personalidad, pero en especial su belleza; recordemos que hay una canción ya vieja, en donde el autor exalta lo hermoso que son los ojos de la tapatía, y ahora, Jimena, la Miss Universo mexicana y tapatía, lo está volviendo a demostrar. Guadalajara, pues, en general, debe estar muy orgullosa de esta tan agradable sorpresa que realmente es una noticia bonita, agradable y alentadora, después de que todos los días recibimos muchas malas nuevas.

Pero lo más importante, lo que realmente consideramos trascendente es que Jimena, Miss Universo 2010, sea un ejemplo real y efectivo para la juventud actual, en especial para las mujeres, que aunque este tipo de certamenes tienen otros objetivos, lo que en verdad debe contar, es la calidad humana; la superación constante de la femina como integrante fundamental de la sociedad; de la sociedad de hoy y de siempre.

En este tipo de concursos, inventados precisamente en los Estados Unidos desde hace ya bastante rato, la mujer mexicana ha participado en casi todos, desde el ya lejano año de 1928, cuando María Teresa Anda es elegida como Miss México para participar en el certamen que tuvo lugar en Galvestone, Texas. No ganó, pero se hizo tristemente célebre porque, ya de regreso a su vida cotidiana, se vio envuelta en un drama pasional, que le costó pasar algún tiempo en la desaparecida Cárcel de Belém, y después de ser absuelta por un jurado popular, gracias a la retórica de su defensor José María Lozano, se dedicó a impartir clases de Historia General en la Escuela Nacional Preparatoria. Antes de ser Miss México, estudiaba Odontología en la Universidad Nacional.

Pero, los tiempos actuales son muy diferentes, y a pesar de todo la mujer forma parte del quehacer social. El caso de Jimena es muy diferente, pues segurmente continuará siendo una mujer exitosa, para orgullo de su Guadalajara natal, y también ejemplo, decíamos, para la juventud mexicana en general. Aunque de momento se limite a exclamar: "No puedo pensar en nada. La verdad estoy en blanco" a lo que el roquero Bret Michaels le replicó: "Luces hermosa...". Felicidades, Jimena; felicidades, Guadalajara; la Guadalajara situada en un llano...