Jueves, 26 de Diciembre 2024

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Imperfecta, pero es democracia

Por: EL INFORMADOR


En una estampida, el que se detiene parece que huye, y detenerse ahora viene a cuento por aquello de la aparente estampida del movimiento anárquico que propone anulemos el voto, porque buscan a unos candidatos perfectos, como si vivieran en otro mundo y éstos que vemos en las fotos que han colgado en los postes y que pueden sumar 27 opciones (nueve partidos por tres tipos de candidatos), es imposible conocerlos, y entonces generalizan y hablan de que “todos” son unos inútiles y corruptos.

Pero no por eso vamos a dejar de votar, pues el voto es la herramienta con la que ejercemos la democracia, aunque ésta sea imperfecta, pero, finalmente, es democracia que nos permite un estilo de vida en libertad y no como la dictadura que tuvimos hasta 1910, o como la que están viviendo ahora los cubanos o los venezolanos.

Imperfecta, porque hay de todo: los buenos, los malos y los feos y, en esa combinación, si nos detenemos por otro momento y volteamos hacia atrás para coger impulso, podremos comprobar que hemos pasado del calzón de manta al pantalón de mezclilla, en esto que son frivolidades, o analizamos el Producto Interno Bruto (PIB) para aceptar que nada tiene nada que ver con el que había hace un siglo, ni tampoco con la educación, ni mucho menos, los servicios de salud, transporte o la infraestructura, pues nada tiene que ver aquélla con la que tenemos ahora. Por eso, uno se detiene para recordar los efectos pendulares de la democracia y de la posible alternancia, para aplaudir con ganas esto que hemos logrado a la fecha, con todo y sus fallas e imperfecciones.

Pendular, digo, porque hemos dado bandazos entre el paternalismo centralizado y autoritario, al mercado libre, no sin reconocer las fallas y el fracaso con la pobreza extrema y la igualdad de oportunidades, entre mil cosas más que forman ese lastre que no nos permite el desarrollo soñado.

Nada que ver con el siglo pasado, gracias a la democracia iniciada por Madero hasta la fecha y, más todavía, con la alternancia reciente, aunque haya sido tan defectuosa. Sí, defectuosa y todavía en transición, pero ejerciendo el voto es mejor que cualquier otra opción, incluyendo la de anularlo por no ser partidista o democrático.

Sopesar el pasado sirve de algo, y Octavio Paz así lo escribió en su libro donde se dedica a reflexionar sobre la Colonia, a propósito de “Las trampas de la fe en la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz”, y dice: “Una sociedad se define no sólo por su actitud ante el futuro, sino frente a su pasado: los recuerdos son tan reveladores como los proyectos al futuro”. Así que valdría la pena recorrer con calma desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días y aceptar que, con todo y los vaivenes, hay resultados positivos, y aquéllos que buscan la perfección son tan neuróticos como aquellos políticos que sólo pretenden jalar agua para su molino.

MARTÍN CASILLAS DE ALBA / Escritor y cronista.
Correo electrónico: malba99@yahoo.com

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