Guerra declarada

El cierre de 2009 será para los mexicanos uno de los peores en décadas; a la crisis económica que empieza a hacer estragos en el país, se suma la ola de violencia e inseguridad que se ha recrudecido en las últimas horas con la “ejecución” de nueve elementos del Ejército en el Estado de Guerrero, el más duro golpe hacia las Fuerzas Armadas desde que hace dos años comenzara el operativo federal contra los cárteles de la droga.

La masacre de militares (decapitados los nueve) es, ni más ni menos, que una declaración de guerra de parte de los grupos del crimen organizado, cuyo mensaje dejado sobre los cuerpos de los soldados fue: “Por cada elemento que nos maten, les vamos a matar a diez”. La respuesta de los altos mandos del Ejército no se hizo esperar, y en voz del secretario de Defensa, Guillermo Galván, ha dicho que “no habrá la más mínima consideración con los autores de estos crímenes; fue un grave error de los delincuentes este atrevimiento”.
El Presidente Felipe Calderón reaccionó también: “La muerte de los militares no ha sido en vano. No escatimaremos esfuerzo para llevar ante la Justicia a los responsables de estos hechos, tan cobardes como ellos”.

Lo acontecido en Guerrero es una muestra más de que la lucha emprendida por el Gobierno federal, por más que los discursos estén llenos de cuentas alegres, hasta ahora ha sido un fracaso, si se toma en cuenta que en el año que está por terminar han perdido la vida más de cinco mil 300 personas, en hechos atribuidos al crimen organizado, y también se ha multiplicado el nivel de crueldad: las decapitaciones se han convertido en 2008 en una nueva marca de los asesinatos de los grupos delictivos.

Difícil cierre de año para los mexicanos, con un alto nivel en los índices de inseguridad y una guerra declarada abiertamente entre los grupos criminales y las fuerzas federales. Ahora, más que nunca, es necesario que los compromisos adquiridos en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Legalidad y la Justicia se cumplan cabalmente.