Glosa y protagonismo

Una vez más y a pesar de las voces que claman por una modificación radical en el formato de la Glosa o por su desaparición, el miércoles inició el ritual de cada año para el “análisis” y “discusión” ahora del III Informe del gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez.

La pasarela de funcionarios públicos aún no concluye pero con lo que ha sucedido hasta ahora, regresan las dudas con respecto a la utilidad de un protocolo que sirve poco, salvo para que los políticos se enfrasquen en una competencia denodada, no por ser los más informados y críticos con base en argumentos, sino para ganar espacios en los medios de comunicación.

La lucha es por protagonismo cuando han dejado en evidencia que están poco o nada informados sobre los temas urgentes que los titulares de las secretarías están exponiendo. Frases acabadas y lugares comunes es lo que ha predominado hasta ahora y lo cierto es que, aunque estuvieran bien documentados, no hay un plan o un mandato legal para que los señalamientos que se hacen en el marco de la Glosa se corrijan en el terreno de los hechos y, entonces sí, podamos ser los jaliscienses testigos de avances.

La Glosa es sólo un espectáculo mediático aunque ahora surgen inquietudes con respecto a otras utilidades del rito, como negociar —como expresó el presidente de la Coparmex Jalisco, Pablo Lemus Navarro— más presupuesto para el Poder Legislativo, a cambio de aprobar las reformas que le interesan al Ejecutivo.

¿Y los intereses de Jalisco? No se aprecia en ninguna declaración, cuestionamiento o discurso, que se esté privilegiando el bienestar de los jaliscienses. No se ha llegado a conclusiones contundentes para impulsar leyes por ejemplo, o para mejorar las que se tienen.

La Glosa es, pues, un ejercicio inútil que más valdría mejor eliminar a ver si con el tiempo que se ahorren los diputados, los jaliscienses podemos esperar más trabajo y de calidad.