| FERTILIZACIÓN A PROPÓSITO DEL TEMPORAL LLUVIOSO Por: EL INFORMADOR 10 de julio de 2010 - 23:00 hs Para los productores agrícolas significa, el temporal lluvioso y esperando que tenga la precipitación adecuada para que se sustenten los cultivos varios que tradicionalmente hacemos en México en esta época, significa o representa un enigma en función a la dependencia del agua de lluvia; un enigma respecto del comportamiento que tengan las diferentes especies expuestas pues a las limitaciones o excesos del temporal. Sin embargo debemos mencionar que también las condiciones bajo temporal presentan un reto para todos los que de alguna manera estamos involucrados en cultivar cosechas. Un aspecto por demás importante es el conocimiento de la especie bajo cultivo; como todo organismo viviente tiene requerimientos mínimos, máximos y medios de una manera tolerante si así lo debemos expresar ubicándonos en el punto de los concurrentes psicológicos y, precisamente es el agua el factor por encima del 75% en las necesidades indispensables para la vida óptima de un ciclo. Las poblaciones de plantas por hectárea (considerando así mismo los árboles frutales u ornamentales), representan un conjunto social que, aparte del agua con sus satisfactores, se enfrentan a necesidades de nutrición, así como a poblaciones a veces con incidencia de hongos, bacterias, e insectos, cuya actividad social así mismo, necesita un hábitat específico para la conservación o aseguramiento de sus respectivas especies; no queremos dejar de largo las poblaciones de vegetales espontáneos (malezas), cuya actividad social compite con la planta bajo cultivo pero, además, ofrece condiciones de hábitat u hospedaje (sic) que igualmente representan un problema para el bolsillo del productor y un problema de competencia constante. PLANTA SANA SI ESTA ADECUADAMENTE NUTRIDA Sabido es que el organismo viviente desarrolla resistencia a condiciones adversas; mientras lo consideremos con suficientes reservas nutricionales. Los vegetales pues, no son la excepción. Cuando los técnicos nos responsabilizamos de la producción de cultivos bajo las condiciones de temporal lluvioso, tenemos en ello la grande oportunidad de nuestra propia evaluación cualitativa. Es entonces que recurrimos a ciertas ramas de la ciencia del suelo; es el tiempo cuando más nos preocupamos por manejar la distribución de los milímetros por lluvia o tormenta; en este periodo también, nos interesamos sobremanera del gasto de elementos nutritivos que nuestro cultivo requiere en su ciclo biológico. Manejar mínimos y hasta carencias en determinadas fases del vegetal o bien, hacerle frente a los excesos del agua cuya cantidad la podemos enfrentar recurriendo a riego y drenaje. No obstante de las “nublazones”; a pesar de las “granizadas”; y considerado el exceso de agua por metro cuadrado, llevamos consigo diversas opciones, dondequiera que se presente la oportunidad de resolver un problema. Por ello, y, en atención a las inquietudes de nuestros amigos los agricultores quienes, siguiendo nuestras exposiciones de la página dominical, de este amable espacio editorial, tienen la gentileza de sugerirnos temas como el presente, que enseguida exponemos. ¿QUÉ SON LOS FERTILIZANTES? La más cercana respuesta sin que consideremos una definición académica, es la de que en una lista de minerales aparecen varios concurrentes de la nutrición vegetal, con diversas o específicas funciones y, presencia en un lapso de la fisiología. Nos obliga el concepto, a la comprensión lo más completa posible de la química agrícola; en relación, el primer factor que debemos atender es la reacción del suelo o comúnmente pH. El mantenimiento lo más largo posible de este factor de equilibrio en las relaciones suelo-planta-agua, influye decidida y definitivamente en los resultados de un cultivo y su cosecha, los resultados justo es mencionarlo son los rendimientos y la calidad. Elementos no minerales son el hidrógeno, el oxígeno y el nitrógeno. Por orden de esta mención a este elemento (el hidrógeno), si apenas el mundo de la ciencia empieza a difundir su grande importancia así como su indispensable uso; el un simplismo veamos que tres cuartas partes del globo terráqueo son de agua; y la molécula de éste líquido son dos y uno: H20. O sea, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. En la labor agronómica que comprende el conocimiento del suelo, desafortunadamente los técnicos no siempre reparamos en la importancia que tiene remover los suelos con lo que indudablemente estaremos dando oxígeno. Es más, los síntomas de desequilibrio de un vegetal pueden ser resultado de la presencia antagónica de los diversos minerales de nutrición; debido a esto a los valores atómicos, moleculares y de peso específico de cada uno de ellos en la presencia de la función radicícola. EL NITRÓGENO Corrientemente decimos que una hoja se mantiene verde si contiene el nitrógeno necesario; también, con frecuencia leemos de que las plantas obtienen el nitrógeno en el aire. Esto, es verdad para algunas leguminosas y, en condiciones óptimas, en donde el factor principal pues es la reacción alcalina, así como la presencia de Boro. Cierto es que para que un vegetal tenga un pigmento verde se requiere la acumulación de clorofila, siempre y cuando esta cuente con la presencia del un éster del ácido carboxílico; sino, no hay verde. Pero el nitrógeno cualquiera que sea su composición tiene muchas otras funciones que consideramos primarias secundarias y definitivas si es que, nos mantenemos atentos al desarrollo de un cultivo. Viene pues la pregunta ¿en que etapa del desarrollo del vegetal que estamos cultivando debemos aplicar el nitrógeno y, en qué dosis?. Su uso para la utilidad agrícola acepta varios o diversos métodos o tecnologías. EJEMPLOS VARIOS Los productores de ornamentales que producen pigmentos, usan y a veces abusan del nitrato de potasio; agricultores dedicados a los granos utilizan el nitrato de calcio. Solo en estas dos combinaciones expresas, la planta por un lado metaboliza los nitratos, que son de rápida absorción; por lo demás, le estamos dando al vegetal reservas en cuya fisiología se protege del acamado en el caso de los granos, y, en las plantas de pigmento se aceleran los otros dos que han quedado como reserva. Estamos mencionando la planta en sus requerimientos; pero, ¿Las condiciones físico-químicas del momento coadyuvan a la labor de la aplicación del nitrógeno en esos estados?. Algunos cultivos frutales son muy exigentes en cuanto oxigenación y, por ello es necesario estar removiendo el suelo, con lo que, también, propiciamos una mas amplia dinámica en la flora microbiana del suelo que, es, la única y verdadera responsable de la fertilidad de los suelos agrícolas. El nitrato chileno, la urea y el sulfato de amonio representan también cierta importancia en su uso y utilidad, ejemplo: el sulfato de amonio con su 20.5 de porcentaje es “una sal” muy utilizada así no venga al caso su necesidad de satisfacción y, la justificante es su bajo precio en el mercado; por otra parte muy a la ligera ha venido siendo utilizado cuando los suelos tienen cierto rango de alcalinidad; lo usan, se dice, por sus características acidificantes. Es un fertilizante que puede quedar expuesto a las condiciones de clima sin que se dañe física o químicamente. Es costumbre inveterada que se aplique en dosis pequeña 50-100 gramos por planta, al pie del tallo y esto generalmente en las siembras de maíz y, también, muchas veces por la escasez de recursos económicos “jodidez”. Lamentablemente es la única nutrición que muchas siembras de maíz reciben. La urea con un porcentaje medio de 45 es un elemento de rápida absorción y fácil lixiviación. En esta virtud es preferible utilizar pequeñas dosis frecuentes de una cantidad fuerte. También la podemos incluir en el riego. Desde épocas de los riegos rodados en surcos y, los “cuarteles” y “tablas” de alfalfa y trigo y otros, se ha venido aplicando con buenos resultados. Es un nitrógeno que también podemos aplicar foliarmente ¡mucho ojo! Si exponemos la urea al sol o la humedad se degrada o se vuelve “terrón”. Es muy higroscópica. El fertilizante agrícola que nos vino de la República de Chile, es un tanto orgánico, aunque el contenido de elementos de nutrición directa es bajo, pero, tiene la característica de estabilizar las condiciones de textura, en su correlación con la materia orgánica y, así mismo su interacción con los microorganismos del suelo. Agradecemos a los mandos editoriales el espacio para próximas colaboraciones con este tema que hemos considerado serial. Temas Roberto Sierra B. 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