El ingenuo futuro de las nuevas generaciones

NOS ENTERAMOS, por la prensa, de la celebración de la Conferencia Mundial de la Juventud, un evento de suma importancia, porque desde México se lanzó a la sociedad mundial el compromiso que se tiene con los jóvenes porque simple y llanamente las generaciones adultas son corresponsables directas o indirectas del porvenir de los efectos, que en tiempos de la modernidad, ese futuro se ha vuelto incierto, difuso, sin esperanzas, algo absurdo, fuera del más sentimiento mínimo del sentido común, ya que la juventud es sinónimo de perpetuar la especie, pero sobre bases sólidas y expectativas de superación social en todos los aspectos.

En León, Guanajuato, fue el encuentro y durante cinco días hubo propuestas de todos los tonos y sabores, pero todas esas aportaciones con un objetivo común; compartir un diálogo para llegar a puntos de concentración, intentar coincidencias con los intereses de la agenda pública y la agenda juvenil, parece que quedaron en stand by, es decir, en punto y coma, ya que en general se aceptó una impresión entre los mismos asistentes de que sí hubo muchas buenas intenciones, pero pocos, muy pocos propósitos inmediatos, porque son cuestiones que pueden esperar hasta que haya la concebida toma de una decisión política, cuando la situación se haya agravado de tal manera que requerirá otras soluciones más vigorosas y de nuevo cuño.

Hubo un total de 59 puntos de la resolución final, y los jóvenes hablaron fuerte con la desesperación de su propia condición social, y se enfatizó que sus problemas así planteados sean prioritarios y se resuelvan en tiempo y a fondo, de lo contrario todo quedará en pura palabrería y buenos deseos, ingredientes que retroalimentan el mal estar social que ya está presente en nuestro entorno. La juventud, desde este punto de vista, no es una clase social, pero sí representa potente fuerza política que en su momento determinado podría influir en un sentido o en otro en profundos cambios sociales trascendentes.

Se manejó, asimismo, una tesis fuera de discusión: Ya es tiempo de desplazar los intereses y consignas individuales y retrógradas; es tiempo de apelar a la conciencia y a la acción conjunta. En suma, es tiempo de solidaridad...