Jueves, 28 de Noviembre 2024

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El histórico mayo del 68

Por: EL INFORMADOR

En estas fechas se está cumpliendo cuatro décadas del inicio de acontecimientos políticos y sociales sucedidos en París, y promovidos por los jóvenes estudiantes de esos tiempos, que enarbolando la consigna “El poder joven”, nosotros somos el poder y por tanto es prioridad nuestra promover los grandes cambios que requiere la sociedad actual. Esa lucha resultaría ardua, difícil, y además se extendería a varios países, entre ellos a México.
No eran suficientes los logros obtenidos por la Francia de la posguerra, y la prosperidad de la Gran Bretaña, ni tampoco la rehabilitación económica de la Alemania Occidental. Estaban presentes el oprobioso Muro de Berlín y las causas y efectos de la “Guerra Fría”, motor fundamental de los requerimientos de un reordenamiento de las relaciones políticas, económicas y sociales.
Pero, ese año simbólico, emblemático ya en la historia del siglo XX, representa el reclamo de las nuevas generaciones por romper con el esquema unilateral del “establishment”, rígido y demasiado protocolario para una época que había transitado en breve intérvalo por dos gigantescas conflagraciones bélicas de proporciones colosales. Por tanto, era evidente el cambio social profundo; la modernización de la forma en que debería llevarse a cabo el quehacer humano, para que éste se comportara con los jóvenes por igual como parte necesaria que exigía la reconstrucción del nuevo modelo social, político y económico.
Sin embargo, se trató de un conflicto de proporciones ecuménicas y universalistas, de donde fue surgiendo un nuevo orden, una nueva sociedad caracterizada a ultranza por la informalidad de los nuevos usos y costumbres.
Las voces juveniles se vieron alentadas con las proclamas proféticas de Marcuse, el profeta del neomarxismo y de Sastre, con aquella consigna de “prohibido prohibir”, es decir que debería quedar al margen cualquier formalidad de un “establishment” pasado de moda.
En fin, surgimiento de profundas interrogantes que aun continúan presentes en los mismos términos como señala Hobsbawm, con toda certeza. Nosotros diríamos, hubo apertura, pero continúa creciendo la pobreza en grado extremo; aun hay incertidumbre ideológica; aun proliferan los países del tercer mundo; aun nuestras deficiencias agudas en el sistema educativo; y la necesidad de la resistencias civil. Sin embargo, el legado más positivo es el recuerdo del coraje rebelde que no se detenía ante nada, en donde resaltaba la sensación de que absolutamente todo era posible...
Visto en principio como una reacción espontánea y fugaz, “el mayo francés” y lo sucedido en otros países devino rápidamente en una revolución cultural que cambiaría ciertas cosas para siempre. Una no tan extraña mezcla de golondrinas que anticiparon una primavera renovadora.

MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA / Periodista.
Correo electrónico: loppra@economia.unam.mx

EL INFORMADOR 04-05-08 IJALH

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