Costumbre inamovible

La muerte es parte fundamental de la cultura mexicana. La forma en la que la tratamos es única en el mundo. El mismo Octavio Paz decía sobre el tema: “El mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.

El Día de Muertos es una celebración de origen prehispánico que honra a los difuntos cada 2 de noviembre. Es una festividad mexicana y centroamericana; se celebra también en muchas comunidades de Estados Unidos donde existe una gran población latina. Incluso la Unesco ha declarado esta festividad como Patrimonio de la Humanidad.

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha, náhuatl y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años. En la época prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

La cultura es un ente vivo que va cambiando con el pasar de las nuevas generaciones, mismas que dan nuevos matices en las costumbres.

El gran debate en estas fechas es el análisis sobre la celebración en México del Halloween (víspera del Día de los Santos), que ayer se celebró en Estados Unidos y la mayoría de países anglosajones. Son los jóvenes los que encuentran, en esta festividad en particular, la oportunidad para divertirse y disfrazarse de sus personajes favoritos.

Pero queda claro que la tradición del 2 de noviembre en México es algo diferente. El recuerdo de quienes han muerto es un evento de respeto a nuestros familiares y amigos. Un reconocimiento a su vida que está lejos del "dulce o truco" de la costumbre del Halloween.

Es evidente que la festividad del 31 de octubre llegó para quedarse y ambas celebraciones "convivirán" cada vez más. Nuestra tradición es más solemne y, en la medida en que sigamos inculcándola a las nuevas generaciones, su permanencia estará garantizada.