Caos vehicular

Desde hace varios años y de manera progresiva, el tráfico vehicular en la Zona Metropolitana de Guadalajara es mucho más complicado y, en muchos casos, imposible. Más allá de las quejas y los problemas cotidianos por esta causa, hay un dato contundente: la velocidad promedio en avenidas principales y en vialidades secundarias es de 19 kilómetros por hora (km/h).
Una de las principales propuestas de Emilio González Márquez, desde que era candidato a la gubernatura de Jalisco, es el Programa de Movilidad Urbana diseñado con base en varios argumentos, entre otros, inhibir el uso del automóvil mediante la dotación de transporte público masivo, con la idea de agilizar los recorridos, incidir en la reducción de emisiones contaminantes y bajar los costos que para los habitantes del área conurbada representan los traslados y los retrasos cotidianos.
Hasta ahora, a pesar de que se han emprendido ya acciones como la Línea Uno del Macrobús, las medidas son insuficientes porque todavía no es notoria una mayor fluidez en las principales vialidades de la metrópoli.
El diagnóstico de la Secretaría de Vialidad es que el promedio tan bajo de velocidad se debe a la saturación vehicular y a la falta de infraestructura; y prepara ya un plan para que en lugar de 19 km/h los vehículos transiten a 25 km/h al terminar la presente administración pública estatal.
El plan incluye obras viales, coordinación de semáforos e impulso a los medios alternos de transporte como la bicicleta con la habilitación de ciclovías.
No es la primera vez que se plantean acciones de esta naturaleza y, hoy por hoy, el tráfico en la ciudad va de mal en peor.
Al plan en el que trabajan las secretarías de Vialidad y Desarrollo Urbano habría que sumar programas y campañas de cultura vial y, sobre todo, acciones para involucrar en la toma de decisiones a la ciudadanía, una tarea, esta última, a la que el Gobierno del Estado no ha sido proclive.
Transitar por la Zona Metropolitana de Guadalajara se podría calificar de difícil a caótico, y para una ciudad como la nuestra urgen soluciones integrales e inmediatas que pronto se noten en el devenir cotidiano.