Aviadores

Los señalamientos de corrupción en la Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara, con la contratación de “promotores de cultura” cuya presunta labor era construir una red de afiliaciones panistas con miras a las elecciones intermedias del año que está por empezar, son apenas un tenue reflejo de la descomposición que genera el poder.

A la denuncia pública que hiciera el regidor priista Salvador Caro Cabrera, con pruebas en mano incluidas grabaciones, siguió el cese de dos funcionarios municipales, los hermanos Lucía y Mario Solano y, ahora la renuncia de la directora de Cultura, Elena Matute Villaseñor, aun cuando se aduce que los motivos de su separación del cargo son distintos al escándalo de los “aviadores”. De hecho, ella misma expone en una carta pública su proyecto para Cultura y explica que renuncia porque no es posible trabajar en un ambiente de “desconfianza y golpes bajos”.

De parte de la autoridad se insiste en que nada se ha hecho fuera de la ley, pero el caso amerita, y con urgencia, que se rindan cuentas a la sociedad y se ponga remedio, con mayor razón si persiste la sospecha de que las “aviadurías” en la Dirección de Cultura son sólo la punta del iceberg y que la misma “estrategia” se practica en otras dependencias del Ayuntamiento de Guadalajara.

En este contexto, la gravedad de las acusaciones reclamó una respuesta inmediata de la autoridad municipal, y que deberá continuar hasta sus últimas consecuencias, corrigiendo el mal que generaron los responsables.

Otras irregularidades como la asignación de obra pública en el municipio, al padre de los hermanos Solano Muñoz, así como la denuncia de la “red de aviadores” con señalamientos en el sentido de que tanto el diputado blanquiazul Jorge Salinas Osornio como el dirigente estatal del PAN, Eduardo Rosales Castellanos están involucrados, son datos contundentes que dejan claro que los argumentos esgrimidos hasta ahora no son suficientes. Salinas Osornio, quien ha manifestado su decisión de buscar la candidatura a Guadalajara, sería el principal beneficiario de la operación de gente ajena a las actividades de la dirección de Cultura.

Urge continuar con una postura transparente, valiente incluso, para enfrentar y admitir la verdad y actuar en consecuencia.