Jueves, 28 de Noviembre 2024

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Atlacomulco, de fabela, o de los gobernadores

Por: EL INFORMADOR

POR una carretera moderna, ancha y con tránsito vehicular copioso, nos dirigimos desde Toluca a Atlacomulco de Fabela, cabecera del municipio del mismo nombre, que al igual que Ixtlahuaca, Joquicingo, Jilotepec, y San Felipe del Progreso o San Felipe El Grande forman la zona mazahua, y en un pueblecillo precisamente de San Felipe del Progreso, Santa Anna Nichi, el gobernador Jiménez Cantú dispuso que se construyera el centro ceremonial para los hermanos mazahuas, como solía llamarlos al calor de su discurso en los mítines políticos que por ese entonces constituían una verdadera fiesta de colorido y de civilidad.

DESPUÉS de recorrer unos setenta kilómetros, decíamos, llegamos a este célebre lugar, que por razones políticas ha destacado no sólo a nivel estatal, sino que su nombre y sus antecedentes son conocidos a nivel mundial, pues, debido a que ahí nació don Isidro Fabela –¡Pueblecito  mío!, lo llama en un librito dedicado exclusivamente a exaltarlo-, y al hecho circunstancial de que interinamente ocupó la gubernatura del Estado de México, reestructurando totalmente su organización política y económica, de acuerdo con un modelo que bien podría denominarse de humanismo social, no sólo sirvió para que dicha entidad se convirtiera tiempo después en un emporio económico como lo es a la fecha, sino que fijó bases para el juego político, y a su alrededor reunió un grupo de atlacomulquenses, que con base en lealtades firmes y decididas integró lo que se conoció como “Grupo Atlacomulco”, paradigma con principios novedosos y humanísticos que al decir de los especialistas, fue una aportación trascendente para el rejuego político, que tenía como objetivo en primera instancia, el mejoramiento sustancial de Atlacomulco y de sus diversas localidades, modelo que trascendió a la entidad y de ahí al resto del país, pues bien se puede considerar que ese lugar representa el santuario donde surgió un modelo político que en su momento fue útil y funcional.

ORIUNDOS de Atlacomulco, han sido siete gobernadores, incluyendo al actual, y de tal manera la cabecera municipal ha prosperado que cuenta con la infraestructura de una gran ciudad. López Mateos hizo ahí sus primeros “pininos” políticos a vera del maestro Fabela.

DESDE luego, Atlacomulco ha sido tema de muchas opiniones, estudios y comentarios, así como libros, como por ejemplo el libelo de José Trinidad Mercado, Mis Recuerdos de Atlacomulco, en donde el autor a través de varias crónicas relata hechos y sucedidos en ese bendito pueblo, y así cometa como era el barrio “Guanajuatito”, en donde obviamente la mayoría de sus vecinos era de Guanajuato.

VARIOS de sus principales integrantes fueron conocidos a nivel nacional, como el Prof. Hank, y Mario Colín, considerado éste como el prócer de la cultura y de la intelectualidad, muerto trágicamente, pero sus coterráneos no lo olvidan y le dedican un busto que está en los jardines de la Casa de la Cultura, en el mero centro de dicha población.

ATLACOMULCO, pues, dio mucho que decir en su tiempo, e incluso la voz del pueblo, irónica a su manera, pergeñó dos cuartetas, una buena y la otra mala. Citemos en primera instancia, la buena:

“Si fueras a Atlacomulco,
lo más que puedas detente;
porque algo vas a aprender
de esta gente inteligente...

Y, la otra con sorna la vox populi se expresa de esta manera:

“Si vas a Atlacomulco
Arregla tu asunto y vente;
pues si de a tlaco es el pueblo
¡de a cómo será su gente!

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