| Atando cabos Por: EL INFORMADOR 18 de octubre de 2009 - 23:00 hs Fue como un espejismo, durante algunas semanas y a raíz de una serie de declaraciones, la agenda ciudadana parecía convertirse en lo políticamente correcto. La campaña a favor del voto nulo había surtido efecto y los partidos estaban dispuestos a soltar parte de sus privilegios para no seguir perdiendo legitimidad y generando más desinterés entre los ciudadanos. Calderón empezó con su discurso en Palacio Nacional: “Hay que reconocerlo, los ciudadanos no están satisfechos con la representación política y perciben una enorme brecha entre sus necesidades y la actuación de sus gobernantes […] Propongo que entre todos revisemos las reglas y cambiemos lo que haya que cambiar…”. En su comparecencia, Gómez Mont le dio forma: “Para acercar Gobierno y ciudadanía, el Ejecutivo federal considera indispensable zanjar en los tiempos de esta legislatura la discusión sobre los mecanismos de democracia directa —plebiscito y referéndum— y la reelección consecutiva de legisladores y ayuntamientos”. Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores priistas, respondió a estos planteamientos de forma positiva. Algunos vieron perfilarse en el horizonte una alianza PRI–PAN que haría posible estas reformas. Federico Reyes Heroles en Reforma escribió: “Si el asunto va en serio, podríamos estar en el umbral de una verdadera reforma democratizadora y liberal”. El problema es que no va en serio. El PRI está tan lejos como siempre de querer sumarse a una reforma liberal o democratizadora. Manlio habla por él y no por su partido. El sector más pesado del PRI está en contra de todo: de la disminución del dinero que reciben los partidos, de la reducción de los plurinominales y de la reelección de diputados y presidentes municipales. Hace unos días escuché el argumento que dudo repitan en público y ante una grabadora: Dicen que la reelección es un mecanismo de movilidad social que si se cancela nos conduciría derechito a una nueva revolución. Los cargos de elección popular y los puestos públicos son vistos como medios para desahogar la presión de las bases, premiar y promover lealtades, permitir que unos cuantos afines se enriquezcan y mantener el control de grandes sectores. Nada más viejo. La eficacia y la transparencia no forman parte de este discurso, desde luego. Y ni hablar de una clase política más estable y profesional que genere condiciones para que la movilidad se dé, sí pero en la esfera productiva y no con el dinero de los contribuyentes. Es el mismo cuento priista inaugurado por Calles en los años 30 del siglo pasado. Temas Política Atando cabos Denise Maerker Lee También Benita y la elección del Poder Judicial Jair Bolsonaro es acusado de intentar golpe de Estado contra Lula Bobby Pulido anuncia retiro de los escenarios para convertirse en político Nominado de Trump se retira como candidato para secretario de justicia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones