Año nuevo y trabajo

El grave problema económico del sistema financiero de Estados Unidos se va convirtiendo gradualmente en una pesadilla para la economía real de los mexicanos, como para los del resto del planeta.

Como la humedad en las paredes de una casa vieja, la desconfianza macroeconómica se va convirtiendo en pérdida de negocios, y ésta a su vez se traduce en dificultades concretas para las personas. Y si no, que lo digan los habitantes de dos ciudades vecinas, León y San Luis Potosí, que hoy se desayunan con la novedad de que las plantas de General Motors, como otra que está en la norteña Ramos Arizpe, reducirán drásticamente su producción, recortando jornadas laborales, salarios, compras a cadenas de proveedores y, en consecuencia, limitando la circulación de dinero en esas urbes.
Hasta hace unos días parecía lejano el problema en la industria automotriz de la Unión Americana, empecinada en producir grandes vehículos con altos consumos energéticos. Hoy ese modelo de transporte personal resulta superado por los más pequeños y eficientes automotores asiáticos y europeos.

Para los mexicanos, la industria automotriz nacional significa una quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que una suspensión de actividades como la que ha trascendido ayer significa una triste Navidad, y un peor Año Nuevo para muchos paisanos.
Coincidentemente, ayer trascendió una historia que aparentemente sólo ocurría en cajas de ahorro de zonas marginadas. La estafa provocada por una “pirámide” financiera en Nueva York ha dejado pérdidas por 50 mil millones de dólares, dinero suficiente para 10 años de todo el presupuesto público de Jalisco. Otro ejemplo de que la ambición especulativa llega a causar estragos.
¿Qué hacer ante las afectaciones que vivimos?
Por lo pronto, resistir. Optimizar el uso de los recursos también es una medida favorable. Y a mediano plazo, entender que vivimos en un mundo inevitablemente globalizado, en el que una dificultad sectorial o regional como el de la Unión Americana se convierte en un problema de alcances mundiales, por lo que es necesario mayores regulaciones para evitar los abusos.

El trabajo sigue siendo la fuente primigenia de riqueza y bienestar.