Ajustes de fondo

El próximo mes de noviembre el Ejecutivo estatal entregará el proyecto presupuestal para el año 2010, y los funcionarios que trabajan ya en su elaboración están considerando una serie de alternativas que tienen que dar como resultado la reducción del aparato burocrático, sí, pero además, el ejercicio eficiente del gasto público.

Ambos elementos necesariamente se tendrán que reflejar en un mejor funcionamiento de la administración pública estatal.

Hasta ahora se sabe que el gobernador del Estado, Emilio González Márquez, contempla la creación de la Secretaría de Infraestructura, sobre todo con la idea de “vigilar la ejecución de los recursos estatales durante la construcción de las obras y evitar que nadie se los esté clavando”, según su propia expresión, sin embargo, se desconocen los detalles. Otros servidores públicos consultados al respecto se reservan en espera de que sea el propio jefe del Ejecutivo el que los dé a conocer, incluida cualquier iniciativa para fusionar o desaparecer secretarías u organismos públicos descentralizados.

Independientemente de lo que se esté gestando y que finalmente se informe a los jaliscienses con puntualidad y transparencia, lo importante de medidas de esta naturaleza, en un contexto de crisis económica, de llamados presidenciales a la austeridad y de un panorama complejo e incierto para los próximos meses, es que los ajustes sean de fondo y se diseñen de manera que, al final de cuentas, no causen más conflictos, sino beneficios para todos.

El Ejecutivo deberá tomar en cuenta, por ejemplo, el asunto de los trabajadores al servicio del Estado y sus derechos laborales; de hecho, no se descarta la operación del Programa de Retiro Voluntario para adelgazar el aparato del Ejecutivo estatal; y si se lleva a la práctica, debe ser con suma inteligencia.

La situación que priva en Jalisco reclama que las decisiones que se tomen sean de fondo y no cosméticas, que sean medibles y susceptibles de evaluación, que en verdad contribuyan a que el gasto público alcance para mantener un aparato menos obeso y más eficiente y que, por ende, con un Estado fuerte sea posible enfrentar en mejores condiciones los embates de la crisis.