Lunes, 01 de Julio 2024

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— Matute

Por: EL INFORMADOR

La estatua de Jorge Matute Remus, sin pedestal, en plena banqueta, con la mano derecha apoyada en una pared del viejo edificio de “La Telefónica” —como se le conocía desde su construcción, en la primera mitad del siglo pasado—, fue denominado por la imaginería popular como “el monumento al borracho”. Una ofensa, obviamente, para el personaje al que está dedicado: un caballero —amén de sus méritos como intelectual, académico, profesional y político— que dejó huella de categoría, calidad humana y buen gusto exquisito entre quienes tuvieron el privilegio de tratarlo.

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Jardiel Poncela definía estatua como “Una figura de bronce o de mármol que sirve para poner en ridículo a un hombre ilustre y a un escultor”. En el caso de Matute Remus, difícilmente hubiera habido quien se opusiera a que se le inmortalizara —vana pretensión humana— con una reproducción escultórica de su figura, a condición de que se cumpliera una premisa básica: la dignidad. Y la estatua de Matute (estorbosa en su ubicación y continuamente vandalizada por patanes —como los que en días pasados le arrancaron los lentes y la regla de cálculo y la pintarrajearon— que ni idea tienen de a quién está dedicada), es indigna de la memoria de Don Jorge.

Matute Remus, para quien lo ignore, fue, entre otras cosas, ingeniero, catedrático y rector de la Universidad de Guadalajara. También fue presidente municipal de Guadalajara de 1953 a 1955. Antes de desempeñar ese cargo, en 1950 realizó un alarde técnico que causó sensación mundial y al que debe su celebridad: mover el edificio de la Telefónica Mexicana, de mil 700 toneladas de peso, 17 metros de su alineación original, entre mayo y noviembre de 1950, montándolo sobre rodillos, para permitir la ampliación de la Avenida Juárez, sin tener que suspender el servicio telefónico. De su ejercicio como alcalde se recuerda su obra más trascendental: la construcción de canales que convirtieron al Lago de Chapala en el principal abastecedor de agua para Guadalajara.

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El centenario del natalicio de Matute Remus se cumplirá el 17 de febrero de 2012. Si se acepta que dedicarle una estatua en plena banqueta fue un desacierto; si se consulta la opinión de sus familiares y amigos, y si se repara en que en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres se han colado unos cuantos mequetrefes, ¿sería disparatado sugerir que, al efecto de equilibrar un poco la balanza a favor de quienes sí tienen méritos, se incluyera en ella a Don Jorge —aprovechando la efeméride—, y se retirara de la calle la lamentable estatua que hasta ahora sólo ha servido para que los rufianes hagan escarnio de su respetable memoria...?

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