La contaminación de agua subterránea y superficial vuelve a ser la principal problemática para los municipios que forman parte del Paisaje Agavero. A más de 13 años que la zona fuera declarada como Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), no existen plantas de tratamiento, supervisión ni regulación jurídica por parte de Ayuntamientos. En la actualización del “Plan de Manejo del Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones del Tequila”, elaborado en octubre de 2018 por la administración estatal pasada, se definen acciones para revertir la situación a más tardar en 2030.El perímetro protegido se divide en Zona Núcleo 1, con poco más de 34 mil hectáreas, integrada principalmente por Tequila, Amatitán y El Arenal. Mientras que la Zona Núcleo 2, en Teuchitlán, mide 360 hectáreas.En Tequila, el agua superficial está repartida en tercios entre los usos agrícola, urbano e industrial. Sin embargo, en este municipio y en El Arenal no existen plantas de tratamiento. Según el documento, se detectó una falta de planeación y de regulación sobre los mantos acuíferos, “principalmente por la corrupción. Además de los problemas infraestructurales y organizativos, también se han diagnosticado otros más evidentes como la contaminación de acuíferos por descargas urbanas, industriales y pecuarias, así como por la aplicación en exceso de agroquímicos para cultivos agrícolas”.En el análisis se indica que, de no corregir la situación, los 90 mil habitantes de la Zona Núcleo 1 sufrirán, al menos, de infecciones gastrointestinales y de la piel, disminución en la disponibilidad de agua potable, así como impactos en la calidad del agua utilizada para el riego de cultivos.Se menciona también que es “apremiante” redoblar esfuerzos para solucionar el problema de descargas de aguas residuales de la industria tequilera, conocidas como vinazas.Alberto Esquer Gutiérrez, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de Jalisco (Sader), comenta que ya trabajan en la regulación del tema.GUÍAZona Núcleo 1Comprende un área geográfica delimitada por la ladera formada por la falda del Volcán de Tequila y la barranca del río Grande de Santiago, localizada entre los municipios de Tequila, Amatitán y El Arenal.Abarca una superficie de poco más de 34 mil hectáreas.Zona Núcleo 2Es un segmento localizado en el municipio de Teuchitlán, que incluye los vestigios arqueológicos de Guachimontones y la arquitectura vinculada a la elaboración del tequila. Esta zona corresponde a una superficie de 360 hectáreas.Acciones a realizar según el nuevo plan de manejo:El “Plan de Manejo del Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones del Tequila” se realizó como parte de los requisitos para el nombramiento patrimonial que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) otorgó en 2006.Su principal objetivo era lograr un equilibrio entre el medio natural, la zona agavera y las poblaciones urbanas, cuidando las características del hábitat.La prioridad era proteger, conservar y regenerar los cuerpos y afluentes de agua, por medio de construcción de plantas de tratamiento de aguas urbanas e industriales.En ese sentido se planteó la creación de la Comisión de Monitoreo y Vigilancia de la Calidad del Agua, para controlar las descargas clandestinas, evitar el tiradero de basura a los arroyos y erradicar el uso de agroquímicos en la siembra. Sin embargo, en el nuevo documento se indica que no se cumplieron con las metas establecidas.En Tequila se bombean más de 90 litros de agua para abastecimiento de la población, pero no hay plantas tratadoras de agua. La situación es similar en El Arenal.“En Amatitán y Magdalena por el contrario, sí hay un porcentaje de tratamiento de aguas, de 74%. Teuchitlán es el municipio que se encuentra en mejores condiciones al tratar 92% de sus aguas”, se destaca en el documento del nuevo plan de manejo.Pese a que no se detalla el agua que utilizan las industrias en la zona, solamente dos empresas tequileras de la región han afirmado que cuentan con plantas de tratamiento. La Zona Núcleo 1 cuenta con alrededor de 128 unidades productivas de propiedad privada que, al momento de la declaratoria, ocupaban dos mil 686 hectáreas, representando 22% de la superficie cultivada; de producción rural ejidal, hay mil 222 unidades, lo que significa 44%, con cinco mil 458 hectáreas sembradas con agave. Mientras que hay 76 asociaciones productivas de propiedad mixta activas en la comarca, que constituyen 34% de los propietarios poseedores de cuatro mil 142 hectáreas, aproximadamente.Tampoco se cumplió otro de los puntos importantes de la propuesta de 2006: tiene que ver con la vinculación de los contenidos del plan de manejo a las leyes o reglamentos de desarrollo ambiental de los municipios involucrados. “Se comienza a presentar un incremento en la demanda de suelo urbano y rural para usos diversos a los tradicionalmente establecidos en el territorio. De no entrar en vigor los planes de desarrollo y control del uso del suelo asociados al plan de manejo, se puede iniciar un proceso de especulación incontrolado e inadecuado”, se alertó hace 13 años.En la actualización del documento solicitado por las autoridades estatales se pide reforzar jurídicamente el perímetro protegido y poner en claro el sistema de competencias y, por tanto, la convergencia de diversos instrumentos planificadores que cubren esta zona.Sin respuestasPara conocer el avance en los municipios de Tequila, Amatitán y El Arenal, este medio de comunicación solicitó entrevistas con los presidentes municipales, con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial y con la Secretaría de Gestión Integral del Agua, pero no hubo respuesta a las solicitudes.Leobardo Padilla Miranda, colaborador del nuevo plan de manejo y profesor del Centro Universitario de los Valles, explica que el problema con las aguas residuales se ha exhibido desde 2006. “No hay un total saneamiento de esas aguas, sigue presente. En el documento se hacen propuestas para la mitigación”.Considera que en el caso de los cultivos protegidos, más allá del problema estético, el asunto es que requieren de mucha agua. “Son productos que necesitan agua muy limpia, bastante cantidad, y se está produciendo en una zona semiseca. Le hace falta a la población, tenemos problemas en Amatitán y El Arenal. De aquí a mayo comienza a disminuir; hay falta de este recurso”.Refiere que, de manera general, en el plan se añade la importancia del patrimonio inmaterial y se profundiza en el medio natural. También se actualizan los temas históricos, arqueológicos y arquitectónicos.El nuevo plan se elaboró en 2018 a petición de la anterior Secretaría de Cultura. A la nueva administración se le solicitó una entrevista, pero no hubo respuesta.LA VOZ DEL EXPERTOHumberto González Chávez (del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Occidente)El investigador resalta que los registros que tienen en materia de agricultura indican que los pesticidas que se usan en el agave causan un daño “muy severo” en el medio ambiente, ya que se usan químicos más tóxicos que en otros cultivos. “Su uso contamina el aire, la tierra y también los mantos acuíferos”.Detalla que en un estudio realizado al Sur de Jalisco se detectó que había presencia de pesticidas en la orina de los niños. En esa zona siembran otros cultivos, pero también utilizan plaguicidas dañinos. “Tiene que ver probablemente en el agua que toman, parte de esa agua viene del subsuelo. Y por lixiviación, las sustancias tóxicas llegan a los mantos freáticos y las contaminan. Encontramos residuos de pesticidas en pozos del subsuelo, que están a 60 u 80 metros”.Dice que también encontraron que en municipios donde se cultiva aguacate hay personas que están enfrentando problemas de salud. “Se requieren mayores estudios en la Región Valles para ver cómo está el asunto”.El presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries), Aldo Mares, afirma que los cultivos de agricultura protegida no afectan la imagen del Paisaje Agavero ni dejan consecuencias ambientales.Menciona que, según las cifras oficiales más recientes de 2017, en Jalisco hay ocho mil hectáreas de frutillas (fresas, zarzamoras, frambuesas y arándanos), de las cuales 250 hectáreas se producen en la Región Valles.“Están dispersas en diferentes municipios de Jalisco. En una vista satelital es poquito. Lo que estamos acordando con las autoridades son grupos de trabajo. En la Región Valles nos sentaremos a platicar para desarrollar un programa de ordenamiento de la industria”, puntualiza.Cuenta que en Tapalpa decidieron respetar zonas turísticas, incluso, algunos productores cambiaron la ubicación de sus tierras de cultivo. “El problema reciente son dos productores que no forman parte de la asociación; no han respetado el acuerdo. No son parte de Aneberries. Tenemos que apostarle a la conciencia. En eso estamos trabajando”.Adelanta que así como en Tapalpa, comenzarán nuevas mesas de trabajo para definir criterios y alinear estrategias con los Gobiernos y diferentes sectores. “En el Paisaje Agavero estamos por empezar a buscar la estructura, antes del verano, en los próximos tres meses”.Respecto a la contaminación de agua superficial o subterránea como parte de las actividades agrícolas, destaca que los procesos se realizan con productos que no dañan al medio ambiente. “En mi empresa, 40% de los insumos, de los fertilizantes, son biológicos. Hay una conciencia en cuanto a cuidar el medio ambiente, un sistema de riego por goteo”.Además, en Aneberries plantean desarrollar plásticos que no contaminen. También expandirán sus cultivos a la Región Norte de Jalisco.Sigue: #DebateInformador¿Qué opina del trabajo de las autoridades para proteger esta zona?Participa en Twitter en el debate del día @informador