¡Ya párenle!

Las dos mujeres conversan como en la intimidad de una confesión entre amigas. Una, aparentemente atribulada; la otra, intrigada, exaltada, penetrante con sus gesticulaciones y sus exclamaciones dramatizadas. Apenas se escucha un fragmento del diálogo y es como si un intruso estuviera escudriñando en la confesión íntima de quien vive un matrimonio tormentoso y es acompañada por la indignación solidaria de la confidente.

Aparentemente autocontenida de una rabia que en cualquier momento explotaría, una dice:
Desde el principio me dijo que creía que yo era culpable…
¿Y tú qué le contestaste?, brinca la otra en su silla, azuzándola y levantando de golpe los dos brazos, regodeándose en su actuación.
No lo puedo decir en tele…
Adelante, autoriza la otra.
¡Eres un cab…!

En realidad no son dos amigas las que están a cuadro en la pantalla televisiva. Bueno, en realidad no lo sabemos, aunque la puesta en escena las presenta como entrevistadora y entrevistada. Son una conductora de noticieros (aunque también lo ha sido de reality show y "actriz invitada" en series cómicas) y Lizette Farah, la madre de la pequeña Paulette Gebara Farah, cuya muerte sigue investigando la Procuraduría de Justicia del Estado de México.

Reitero: La televisora nos "vende" una entrevista periodística, pero asistimos a una charla en la privacidad de un hogar, sobre la intimidad de un matrimonio que vive (o al menos eso parece) el drama de la pérdida de su hija menor, de cuatro años, dulce rostro y severas discapacidades.
Es más una larga escena de telenovela que una pieza informativa.

Si bien es cierto que las pifias del procurador mexiquense han sido notorias e inexplicables, por razones que desconocemos, en la televisora hay, desde hace días, un ánimo de linchamiento en su contra. Pudiera parecer descabellado, pero en la maraña de intereses políticos y económicos que se mueven en torno a una sucesión presidencial, nada tendría de extraño que la arremetida contra Alberto Bazbaz, el novato y extraviado fiscal, tuviera un trasfondo relacionado con el futuro político de su jefe, el presidenciable gobernador Enrique Peña Nieto.

En otro canal, informativo y de análisis, de la misma televisora, el conductor León Krauze juega a la audacia (tal vez por lo restringido de la señal de dicho canal), y lanza la pregunta en Twitter que más o menos decía así: "Sinceramente, ¿usted quiere seguir enterándose de los asuntos del matrimonio Gebara-Farah?".
La respuesta de los twitteros es abrumadora: "¡Noooooo!". Tres opiniones son más reiterativas, con distintas formulaciones: "¿Acaso en el país ya no sucede nada importante?". "Lo que queremos saber es que el crimen de Paulette se resuelva", y un ejemplo de laconismo: "¡Ya párenle!". ¿Así o más claro?