¿Y qué va a pasar con el Auditor?

A punto de salir corriendo a la primera playa que se les cruce por enfrente, diputados y todo el aparato responsable de determinar el destino que habrá de seguir el sonado —y ahora ahogado— caso del auditor que decían estaba “en la cuerda floja”. Los comentarios de propios y extraños dan a entender que todo va a quedar como está, o lo que es lo mismo: aquí no ha pasado nada.

Y es que la verdad de las cosas es que en la remoción o permanencia del mismo hay muchas personas “de peso” involucradas, de tal manera que unos “jalan para un lado, mientras que los otros jalan para el otro”. La situación jurídica sale sobrando, son los pesos y contrapesos lo que mantiene la situación en indefinición, pues no hay que olvidar que el sospechosismo viene desde legislaturas anteriores, luego entonces esto quiere decir que los intereses son de diferentes colores, tal y como los personajes que en su momento los representaban.

Así, luego de semanas de declaraciones y jaloneos mediáticos, la situación ha llegado a conformar una “calma chicha”, en donde duerme el sueño de los justos o mejor dicho, de los injustos, pues son muchos los millones de pesos que se encuentran involucrados, pero además, no son pocas las carreras políticas que penden de lo que ahí suceda, pues cuando las cuentas no resultan tan transparentes como se quisiera —en un órgano superior como el del caso—, prácticamente no hay nadie que diga esta boca es mía, para sostener una denuncia formal, más bien buscan avenirse a la ley de la oferta y la demanda, o lo que es lo mismo, del mejor postor.

No cabe duda que ésta tampoco será una Legislatura de altura, que tampoco nos dará las satisfacciones que nos vienen debiendo desde hace… uuuuh!. Ocupados en “parchar” todo lo que se tenga que “parchar” dizque para medio salvar el honor de actuales y pasadas, han ido de escándalo en escándalo, sin terminar de poner los puntos en las íes. Afortunadamente para algunos, el caso de las solicitudes de crédito del Ejecutivo estatal —la inicial y las agregadas— ha dado la pauta para seguir postergando una decisión con respecto a ¿qué hacer con el auditor?

Por su parte, la ciudadanía sólo puede hacer el papel de espectador mudo, pues su voz no es escuchada.

Vaya usted a saber si no es cuestión sólo de encubrir lo pasado, sino que además se tiene que enfrentar el dilema de definir y seleccionar el mejor perfil para quien vaya a asumir tal responsabilidad, ahí de nueva cuenta se darán las negociaciones para que el que llegue sea bien visto por todas las fracciones parlamentarias.