Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | EN TRES PATADAS POR DIEGO PETERSEN FARAH

WikiLeaks y los gigantes de papel

En términos periodísticos el asunto delicado está en el manejo de dicha información

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

Hay ya un primer gran logro de las filtraciones de WikiLeaks: rompió la monotonía de la prensa. El proyecto de trabajo conjunto de “Le Monde” (París), “El País” (Madrid), “The Guardian” (Londres), “The New York Times” (Nueva York) y “Der Spiegel” (semanario alemán) para escudriñar 250 mil documentos del Departamento de Estado norteamericano, obtenidos de forma por demás extraña por los jóvenes de WikiLeaks, tiene al mundo al borde del asiento.

Los ojos del mundo están puestos en las ocho columnas de estos diarios. No deja de ser paradójico que un sitio de internet que tan confrontado estaba con la prensa escrita, haya tenido que recurrir a la credibilidad y poderío de los diarios para este proyecto.

Más allá del contenido de los documentos, el proyecto volvió a poner a la amenazada y vituperada prensa escrita en el centro del debate. Con excepción de semanario alemán, lo que comparten todos los periódicos que participaron en el proyecto es una tremenda crisis.

Enfrentarse en forma conjunta y de esa manera a una de las instituciones más poderosas del mundo, la política exterior estadounidense, es una forma de decir que el cuarto poder está vivito y golpeteando.

Pero la gran pregunta que no podemos dejar pasar es la validez ética y profesional del proyecto. Es decir, ¿la revelación de secretos, algunos verdaderamente idiotas, es una forma de ensanchar las libertades o sólo un recurso de confrontación?

Los documentos filtrados son comunicaciones internas que permiten entender cómo funciona el Departamento de Estado y dónde están las preocupaciones de la política exterior gringa, pero su publicación íntegra, dosificada y en tono inquisitivo puede no sólo poner en riesgo la relación entre países, sino integridad física de personas concretas.

El gran aporte de este proyecto ha sido desnudar la política exterior estadounidense, y sobre todo las prácticas de espionaje pueril del servicio exterior norteamericano, que todos sabíamos que realizaban pero no habíamos visto en blanco y negro.

En términos periodísticos el asunto delicado está en el manejo de dicha información.

Esto es, los documentos se presentan como una verdad definitiva, o al menos como un elemento de cuestionamiento de los funcionarios del Departamento de Estado hacia los diferentes países.

El acento no se ha puesto, hasta ahora, en investigar si lo que dicen los informes es real o no, sino en mostrar lo que dicen los unos de los otros.

Faltan muchos días, semanas, para ver terminado el trabajo conjunto de los gigantes de papel. Si lo que resulta de este gran trabajo, inédito en la historia del periodismo, es un cambio en el paradigma de la política exterior estadounidense, estaremos asistiendo al inicio del periodismo sin fronteras y al ensanchamiento de las libertades y la cultura democrática.

Si el resultado es una llamarada de petate, o peor, de papel, el costo para los gigantes será enorme y no habrán hecho sino acelerar su crisis.

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