Viernes, 22 de Noviembre 2024
México | CLAVE POR LUIS SALOMÓN

¿Vivimos un conflicto armado?

Referirse a que hay una guerra en México es cada vez más frecuente

Por: EL INFORMADOR

Referirse a que hay una guerra en México es cada vez más frecuente. La afirmación proviene de la misma autoridad. Por lo delicado del asunto, vale la pena analizar si vivimos un conflicto armado, y cuáles son las consecuencias de ello. En términos estrictos un conflicto armado puede ser internacional, cuando se desarrolla entre países diversos; no internacional, cuando se desarrolla en el interior de una nación.

Como una tercera especie de conflictos armados el derecho internacional considera los disturbios interiores que se caracterizan por una profunda perturbación del orden interno debida a actos de violencia que no tienen las particularidades de un conflicto armado (por ejemplo, motines, lucha de facciones entre ellas o contra las autoridades en el poder...). parece claro que México vive una era de disturbios interiores; un tipo conflicto armado, que se caracteriza por actos de rebelión y de violencia cometidos por facciones más o menos organizadas contra las autoridades, o entre las propias facciones. Para poner fin a esos enfrentamientos y restablecer el orden perturbado, las autoridades se sirven, con frecuencia de considerables efectivos policiales e, incluso, de las fuerzas armadas, como sucede ahora mismo.

Esto da necesariamente lugar a una alteración del estado de derecho, caracterizada por violaciones a los derechos humanos, que causan sufrimientos generalizados entre la población. Esta es nuestra realidad. Este conflicto nos resta libertad.

Es un hecho generalmente aceptado que los estados pueden declarar el estado de emergencia pública y tomar, en la estricta medida de lo necesario, disposiciones derogatorias del derecho internacional de los derechos humanos que suspendan el ejercicio de algunos de esos derechos.

Hay, en efecto, derechos fundamentales inherentes a la dignidad humana, denominados intangibles, que no pueden ser suspendidos bajo ningún concepto. Hoy, las garantías que estos derechos ofrecen a las personas afectadas por las tensiones interiores parecen insuficientes. Se están tomando iniciativas en el plano internacional para subsanar las deficiencias de la normativa internacional sobre derechos humanos aplicable en situaciones de tensiones interiores, durante las cuales se siguen cometiendo atrocidades, y garantizar una mejor protección de las personas. Esa es la razón por la cual se debate ahora mismo una nueva normativa en materia de seguridad nacional, que no es otra cosa que establecer una normativa para el estado de emergencia pública que vivimos.

Para resolver una situación de emergencia hay que reconocerla. Si vivimos un conflicto armado producido por disturbios internos, México está obligado a aplicar el derecho Internacional Humanitario. Parece que el Gobierno ha dado el primer paso para reconocer que estamos en esta situación, al proponer las reformas que regulan el estado de excepción. La realidad por otra parte hace evidente el hecho de que los disturbios internos han provocado una situación en la que la aplicación de ciertas normas del derecho está alterada, y suspendida de facto en algunas regiones del país. Si admitimos que vivimos un conflicto es lícita la intervención de la Cruz Roja Internacional para la asistencia de la población afectada, como en el caso de Acapulco y Tamaulipas. Los siguientes pasos en el conflicto armado que vivimos, son el reconocimiento de la situación, establecer normas para regular un estado de excepción y establecer mecanismos para proteger a la población. En el caso de los abusos podríamos ver la intervención de instituciones internacionales.

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