Vías no violentas

Azorados cada día por la enorme violencia que sacude al país, los mexicanos pensamos en si habrá otras estrategias que no echen más gasolina al fuego. Las balas y granadas no sólo se escuchan y agreden donde se tiran o arrojan; sus ondas expansivas, cargadas de odio y dolor, llegan a toda la nación.

Además de la que pareciera interminable lucha contra la bandas delictivas, ¿habrá otras vías no violentas para recomponer la nación? Sí. Hay otros caminos pacíficos que buscan cambios profundos, a partir de las propias personas, sus familias, sus amigos y sus comunidades. Se trata de acciones, alternativas, soluciones y esperanzas que ofrecen algunas instituciones oficiales y numerosas organizaciones civiles.

El Consejo Estatal Contra las Adicciones Jalisco (CECAJ), por ejemplo, impulsa diversos programas, estrategias y planes contra el complejo problema de salud pública que son las adicciones.

Miles de personas y hogares de la Entidad padecen las terribles consecuencias del consumo de drogas (las más graves, sin menospreciar el tabaco o el alcohol), relacionadas con la violencia intrafamiliar, la baja autoestima, la inclinación por delinquir y la pérdida de futuro que enfrentan los adictos.

El organismo y otras instituciones impulsaron la Encuesta Escolar sobre Adicciones en el Estado de Jalisco 2009, para desde ese diagnóstico conocer la situación de los jóvenes expuestos al uso y abuso de sustancias adictivas y diseñar estrategias; promueven los Centros de Atención Primaria en Adicciones “Nueva Vida”, en los que terapeutas y trabajadoras sociales trabajan para atender y prevenir los múltiples problemas adictivos en zonas con alto riesgo; apuntalan una red preventiva municipal a la que se suman otras dependencias; difunden materiales para la prevención del consumo de drogas y, entre otras acciones, diseñan un Modelo Jalisco, propuesta aún por afinarse y que, por qué no, podría expandirse.

A su vez, diversos centros de rehabilitación que operan en Jalisco se suman a ese esfuerzo. De ahí que las autoridades debieran mantener estrategias para protegerlos, sobre todo luego de los graves ataques que se han perpetrado contra sitios como éstos en ciudades del Norte del país.

Invertir más recursos públicos y privados, y apoyar con todo las estrategias contra las adicciones en organismos como el CECAJ y otros ubicados en redes de la sociedad civil organizada, no son la única, pero sí una parte de las vías pacíficas que pueden incidir en remover la pesada losa que se cierne sobre el país, donde la violencia ciega parece cegarlo todo. Darles alternativas, salidas, fortalezas, a quienes cayeron en las drogas, es alejarlos de la podredumbre, la oscuridad y la violencia; y con ellos, al país.