Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | LUCIÉRNAGA CIUDADANA POR GUADALUPE MORFÍN

Vaciamiento de Constitución

Hablando con más franqueza, les diré que tampoco me gusta la letra del Himno Nacional para estos días

Por: EL INFORMADOR

Guadalupe Morfín.  /

Guadalupe Morfín. /

A mí, la verdad, los retenes nunca me han gustado. No me gustaron en Jalisco cuando fui ombudsman. Tampoco en Ciudad Juárez, cuando comisionada para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, ni como fiscal especial de la Procuraduría General de la República. No me gustan como ciudadana.

En cada uno de estos mandiles, cargos o como gusten ustedes, queridas lectoras/lectores, sola o acompañada, en ciudad o carretera, discuto, eso sí muy amablemente, con el encargado del “operativo” y pregunto por la legalidad que le da sustento. Nadie me ha sabido invocar algún texto que tenga autoridad suficiente para brincarse el derecho constitucional a no sufrir molestias sin mandamiento escrito que lo funde y motive (Art. 16).

En mis caminos he podido auxiliar a estudiantes de distintas universidades que comenzaban a padecer acoso de pastores alemanes, o incomodidades similares, sólo por ser jóvenes. Debo aclarar que también he ganado simpatías con alguno que otro mando militar, en Jalisco y en Chihuahua, porque la discusión ha sido derecha y respetuosa; les he pedido que si me van a molestar, se molesten ellos en abrir las cosas y dejarlas tal cual estaban.

Es decir, he sido discutidora y colaboradora y puede que hasta pedagógica. Más de alguno ha acabado reconociendo que la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos no da facultades para revisar “por delito de portación de cara” (Raúl Eugenio Zaffaroni, ministro argentino dixit). Tampoco explican por qué, con tanta veleidad como las volantas, columnas y cosas de apodos similares, los peces gordos a perseguir han vivido tan a sus anchas entre nosotros por muchos años, salvo cuando se monta algún “operativo” que ni aviso da a la mismísima autoridad local que organiza las tales volantas o retenes.

Hablando con más franqueza, les diré que tampoco me gusta la letra del Himno Nacional para estos días. Cuando lo canto, con perdón de quien lo escribió, procuro pronunciar muy bien lo de mexicanos al grito de “paz”, y el sonoro rugir del “perdón”, que fueron cosas que se acomodaron muy bien a la métrica del verso y a lo que pienso, antes de que se le ocurriera una frase similar a un partido político en las pasadas elecciones. Ni modo. Coincidencias. Si hubieran tratado bien a Patricia Mercado tendrían mis simpatías, pero no gozan de ellas por lo mismo.

Más que el Himno o la Bandera, lo que nos constituye como nación es, precisamente, la Constitución. En aras de la seguridad prometida, estamos vaciándonos de ella (algo así decía Leonardo Sciascia). Por eso este miércoles que me tocó revisión “aleatoria” en el aeropuerto del DF, habiendo pasado todos los controles habidos y por haber, discutí con Israel, oficial de la Federal, y después nos dimos la mano. Ni yo lo convencí ni él a mí. Molestias son molestias. Y ¿qué quieren? ya estuvo suave de “inconstituirnos”.

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