Vacas flacas

La aprobación del presupuesto del año entrante será una carrera de obstáculos. Hoy arranca. Pasado mañana vence el plazo legal; el asunto compete exclusivamente a la Cámara de Diputados. Arderá San Lázaro.

La pugna es entre centralismo y federalismo. Entre PAN y PRI. No hay tregua. El PRI busca más dinero para los 18 estados en los que gobierna a 56% de la población nacional; es la primera fuerza territorial; también es la principal presencia legislativa. Con la sartén por el mango, la “burbuja” tricolor demanda descentralizar los programas de combate a la pobreza controlados desde Los Pinos, los que dejan más “clientela”; promete reducir el gasto corriente de los tres poderes y organismos autónomos (IFE, CNDH); aumentar la inversión en carreteras, obras hidráulicas, equipamiento de escuelas y hospitales y fomentar el sector agropecuario y a las pymes; no habla de la educación superior.

El tricolor pronostica tres años de vacas flacas; promete recortar al gobierno panista más de 80 mil millones, sobre todo a Procampo y Oportunidades. Los panistas brincan. Se resisten a dejar “la lana” de los programas sociales en manos de los gobernadores; dicen que sería la debacle (¿?).

Canalizar más recursos a los estados significa fortalecer las bases políticas del PRI y aumentar la rentabilidad electoral del gasto público. Para el PAN, impedirlo implica fortalecer al régimen; no se trata de perder el control del dinero público que reciben más de 5 millones de familias; tampoco de que los gobernadores resulten “ganones”; sin embargo, todo indica que así será.

Con la negociación del presupuesto está en juego el posicionamiento de los partidos para las próximas elecciones. No es una discusión de eficiencia económica o de eficacia en los resultados; no es cuestión de justicia; es una lucha de poder.

El 5 de noviembre, EL UNIVERSAL publicó en su editorial: “La discusión del presupuesto se va a poner al rojo vivo… se trata de un pleito siempre mezquino y poco visionario que año con año presenciamos...”.

Los diputados no están pensando en el bien de la nación, sino en controlar el dinero público. Leo Zuckermann nos dice: “El PRI quiere esos recursos para los estados, porque ahí está su base de poder; el PAN quieren mantener el dinero bajo control del gobierno federal, porque ahí está su base de poder”. Son dos caras y una misma moneda, la de usted.

RENDIJA: A dónde va Martín/ para qué tanta amenaza/ si ya tiene su botín/ atrapado con tenaza.