Viernes, 18 de Octubre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

Poderes amorcillados

Por: EL INFORMADOR

Las cuatro leyes que supuestamente combatirán la desnutrición y la obesidad en México tienen, sin embargo, un muy frío augurio, por la manera como la Cámara de Senadores se amorcilló contra las tablas cuando —con un cabildeo tronante, como de cañonazo—  los cabilderos de las multinacionales Bimbo, Barcel, Kellog’s, Televisa, Coca-Cola y McDonald’s  torcieron el brazo a la mayoría de los senadores hasta que los hincaron, poniéndolos virtualmente en posición de pedir perdón.

“Lo único que sí me va a quedar muy claro”, dijo el senador panista Guillermo Tamborrell en lo que se vio como un ataque de conciencia, porque él finalmente también votaba favorecedor a las empresas aquellas, “es que las trasnacionales vuelven a vencer al Senado; eso es lo que habrá de ocurrir aquí si es que aceptamos eliminar el concepto de consumo al interior de las escuelas”.

El miércoles, el pleno senatorial había aprobado las cuatro leyes de marras (Ley General de Salud, Ley General de Educación, Ley para la Protección de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y Ley General de la Infraestructura Física Educativa en relación con la educación alimentaria). Y como se trataba de defender a los niños, pues fue inobjetable que se emocionaron a tal grado que respaldaron todos los senadores, con sus votos,  modificaciones que les partían el eje completo a las empresas aquellas. Aunque nada del otro mundo, porque estas prohibiciones de las cuales los senadores han reculado las multinacionales las tienen en Canadá, Estados Unidos y en toda Europa.

Se trataba, fundamentalmente, de que todas esas “porquerías” que se venden en los recreos de las escuelas del país, no sólo no se permitiera su venta, sino que quedara expresamente prohibido hacerlo dentro y a 100 metros a la redonda de los susodichos centros escolares, así como en los centros deportivos del país.

Pero también, en esa primera votación de las cuatro leyes, quedó prohibido que todos esos productos de Bimbo, Barcel, Kellog’s, Coca-Cola, McDonald's... que  basan su éxito de compra en los edulcorantes y grandes concentraciones de azúcares, fueran anunciados en prensa, radio, televisión, cine o cualquier otro medio, porque de otra manera no podría entonces combatirse eficazmente la desnutrición y obesidad de este pueblo de México que se achaparra y se diabetiza cada vez más en cada generación.

Los dos artículos que provocaron el gran relajo en que incurrió la Cámara de Senadores  —el 301 y 307 de la Ley General de Educación— quedaron, ni más ni menos, como se vaticinó en la víspera: en comisiones, una vez devueltos por el pleno a pesar de que habían sido ya aprobados el miércoles 3, quitaron este jueves 4 la prohibición del consumo de la comida chatarra en centros deportivos. Y quedó, sí, prohibida su consumo y venta, en los centros escolares.

En el 307, de plano extirparon el párrafo completo que Ricardo Monreal había propuesto —y después avalado por el Pleno—; ese párrafo que mandataba prohibir la publicidad de productos chatarra, hasta en tanto éstos no dejaran de ser las porquerías que son, cambiando sus formulaciones atiborradas de azúcares, kilocalorías y edulcorantes por elementos nutricionales que contribuyeran a mejorar la nutrición de los niños, el nicho de mercado por antonomasia de la chatarra aquella que —a la hora de los recreos de las escuelas de México— suelen convertirse en ríos caudalosos de dinero que desembocan en los bolsillos de Coca-Cola, Barcel, Bimbo, Kellog's… y de las televisoras por supuesto, como Televisa y TV Azteca.

En corto, senadores como el mismo Tamborrel admitían en corrillos con legisladores de otros partidos que votaban a disgusto, obligados por sus dirigencias. Algo similar sucedía entre los priistas. “No son congruentes”, les restregaba el incisivo Monreal. “Se pusieron de rodillas y pusieron en crisis al Senado”, les restallaba en el lomo el petista, todavía.

Esto, sumado a lo que el senador Pablo Gómez, del PRD, les fue a decir desde la tribuna: “Comentaba yo ayer, entre escaños, a los colegas del PRI, que todo parece indicar que este país no es el que quisiéramos capaz de hacer en un acto como éste. Pero creo que vale la pena afinar más el planteamiento: creo que el poder del Estado, el poder político formal, el Ejecutivo, el Legislativo, principalmente, no tienen en este momento la capacidad para establecer ninguna norma que afecte a una oligarquía compuesta por un grupo pequeño, de corporaciones capitalistas, que han tomado en los últimos años de manera virtual, pero efectivo las grandes decisiones políticas del país”.

Además de las votaciones con que realinearon el 301 y 307, al gusto de los cabilderos aquellos, el Pleno votó también modificaciones que las comisiones dictaminadoras hicieron este jueves a media docena más de artículos, correspondientes a las cuatro leyes.

Votaciones de tarde gris, porque ha sido tan contundente la demostración de poder de las multinacionales aquellas que un augurio sobre la suerte de las cuatro leyes de inmediato se esparció por el pasillerío de Xicoténcatl: el augurio de que en la Cámara de Diputados no pasarán. Simple y sencillamente podrían quedar congeladas; sin dictamen, por tiempo indeterminado.

Y es que estas cuatro leyes que envió el Senado a San Lázaro ayer, fueron producto de 24 iniciativas, entre las cuales ninguna correspondió al dictamen que, en materia de comida chatarra, a su vez les había enviado la Cámara de Diputados en abril pasado.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones