Sábado, 19 de Octubre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

Posicionamiento fallido

Por: EL INFORMADOR

La miríada de focos del candil central brillaba con intensidad inusitada. Como en los viejos tiempos. Y los abrazos y las risas y el murmullo de multitud volvían a auparse sobre una atmósfera festiva y bullente de legisladores. Pero a mitad de ese encuentro pletórico de saludos y corrillos que se apretujaban entre pasillos y curules,  en este primero de septiembre de 2010 aleteó sobre San Lázaro la sombra de una vieja ave de mal fario que no ha dejado de revolotear sobre la República, desde que ésta nació: la oligarquía, ese gobierno cupular, de pocos, traslucido en las horas nonas del país en los emblemas de más de un partido político.

Cinco y minutos de la tarde. Diputados y senadores permanecían reunidos en el recinto de San Lázaro, en sesión de Congreso General, en espera de un informe presidencial que, al cuarto para las seis, llegaría a través de José Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación.

Pero minutos antes de que asomara Blake en el salón de Protocolo, desde la tribuna de San Lázaro, el constitucionalista metido a diputado Jaime Cárdenas acusó: “Parece que un mandarinato gobierna la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. Los legisladores en lo individual no tenemos plenos derechos. El día de ayer en esta Mesa Directiva de esta Cámara de Diputados se nos impidió debatir un acuerdo que debió haber sido deliberado y conocido por el pleno de los diputados”.

Cárdenas Gracia, como también antes lo hicieron Gerardo Fernández Noroña y Pedro Vázquez —y, posteriormente, Porfirio Muñoz Ledo—,  criticaba que el día anterior el PRI y el PAN habían dispuesto en el seno de la Junta de Coordinación Política posponer la elección de la Mesa Directiva hasta el día 5 próximo, y que con ello también trasladaran un mandato de la Ley Orgánica del Congreso General —artículo 7°, párrafo segundo—, que dice que en la sesión de inicio los grupos parlamentarios harán sus posicionamientos.

Ayer, Porfirio Muñoz Ledo saeteó así los lomos del PRI, PVEM, PRD y PAN: “La elección de la Mesa Directiva no fue sometida a votación, sino a arreglos cupulares. Para que se pueda aplazar, diferir la salida de una Mesa y la entrada de otra, se necesita someter al voto de esta asamblea, no a las órdenes de un mandarinato”.

Y apostillaba Muñoz Ledo: “Será electo supuestamente un presidente de Congreso en una sesión que será de Congreso. Eso no es solamente una barbaridad jurídica. Es una aberración jurídica. Y lo menos que debe hacer este Congreso es respetarse. No somos borregos ni tenemos pastores. Esta acta es absolutamente ilegal.

Porfirio se refería a la sesión que este domingo 5 celebrará la Cámara de Diputados, exclusivamente, y en la que se elegirá nueva Mesa Directiva, para después el que funja como presidente —no ha variado el nombre del candidato priísta: Jorge Carlos Ramírez Marín— ordene a los partidos políticos posicionarse respecto del informe presidencial, en los mismos términos que tenían que haberlo hecho en sesión de Congreso General este primero de septiembre.

Fernández Noroña fue todavía más flamígero: “En esta ocasión no habrá posicionamiento de las fracciones parlamentarias, mientras quien usurpa la Presidencia de la República trae mensajes un día y otro también, diciendo que el país va muy bien, y mañana (hoy) se reúne en Palacio Nacional con sus incondicionales para que le celebren sus mentiras. Esta Cámara de Diputados y este Congreso de la Unión no fija posición frente al informe, y manda a la Cámara de Diputados hasta el 5 de septiembre para que lo haga, en una abdicación gravísima de una responsabilidad política fundamental”.

Este primero de septiembre San Lázaro vivió una paradoja. Dentro, en su recinto, las luces y el ambiente de fiesta no ha tenido cambios, como tampoco sus pasillos de corte victoriano, esencialmente el del centro, por donde se miran a diputados y senadores  envolverse en corrillos convertidos en fuelle de una clase política muy dispuesta a la grilla desde la primera provocación.

No hubo Presidente de la República a quien festejar, a quién defender o atacar (aunque no faltó el centenar de soldados acantonados en el helipuerto, como quien finta la posible llegada de alguien más que un secretario de Gobernación). Tampoco aparecieron esos cinturones de acero y fuego que otros años  formaban miles de policías y militares. Pero ese pasillo central del recinto evocó, contundentemente, el paso victoriano de un PRI que hace todo lo posible por regresar a los viejos tiempos. Al menos, eso veía cuando diputados y senadores —17 minutos después de concluida la minisesión— seguían apretujándose al paso de Manlio Fabio Beltrones, en torno de Francisco Rojas y, en frenesí, buscando el saludo de mano del próximo presidente de la Mesa Directiva, el yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín.

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