Sábado, 19 de Octubre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

Los 85 días de Cayetano Cabrera

Por: EL INFORMADOR

Este domingo Cayetano Cabrera cumplirá 85 días de permanecer en huelga de hambre, en la Ciudad de México. Y al igual que Miguel Ángel Ibarra Jiménez, con 74, su salud ha llegado a una fase crítica. Los dos, y 18 personas más, sostienen un ayuno en protesta por la liquidación del Sindicato Mexicano de Electricistas, que decretó el Presidente Felipe Calderón en medio de graves acusaciones de estar inmerso él en intereses particulares y de grupo.

De profesión ingeniero electricista, Cayetano ha deslindado de su decisión de continuar en el ayuno al líder sindical Martín Esparza, al tiempo que ha responsabilizado al Gobierno federal de lo que pudiera ocurrirle. Y esto último no sería otra cosa que la posibilidad misma de llegar a morir.

Desde el día de la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro –el 11 de octubre de 2009--, y la consiguiente decisión de desconocer cualquier compromiso laboral suscrito en el Contrato Colectivo de Trabajo firmado con el SME, el Gobierno federal arremetió contra los trabajadores, en lo que ha sido una de las guerras más sucias que un patrón-gobierno haya sostenido en México contra un grupo de obreros.

A siete meses de que inició el conflicto, es muy probable que ningún periódico tenga ahora el espacio suficiente para enumerar todas las bajezas que el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, a través de su secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, ha realizado contra el gremio de los electricistas; por cierto, el gremio de trabajadores mejor organizado en México desde los tiempos de Demetrio Vallejo, aquel líder de los años sesenta que representaba a una sección de los ferrocarrileros.

De facto y al más fiel estilo de lo que suele ser un Gobierno autoritario, el régimen que lidera formalmente Calderón dio por concluida la vida de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, bajo el argumento mendaz de que era una empresa pública elefantiásica, y tan costosa como ineficiente. El paso natural fue entonces la liquidación de los casi 45 mil trabajadores que laboraban allí, dando por muerta la relación obrero-patronal que Gobierno y Sindicato Mexicano de Electricistas habían firmado en el Contrato Colectivo de marras.

Así. De un plumazo. El Gobierno sentenciaba a decenas de miles de trabajadores a enfrentarse al desempleo, que no ha sido poca cosa estos años. Otra historia fallida de Calderón respecto de lo que prometía en campaña (“el Presidente del empleo”).

En el jaloneo entre SME y Gobierno, muchos otros actores sociales y políticos se han asomado en ese conflicto. Miles de trabajadores de otras industrias han cerrado filas en torno del SME. Un sector de la oposición con representación en el Congreso de la Unión sigue apoyándolos. También sindicalistas de fuera del país.

Allá por junio, hizo su aparición la Suprema Corte de Justicia de la Nación con un resolutivo plagado de paradojas y contradicciones, si se le mira desde la pregunta eterna aquella de a quién realmente sirven las leyes, y si son éstas justas o injustas.

Mientras que por un lado la Corte resolvió en favor del decreto de extinción que Calderón emitió el 11 de octubre del año pasado, por otro, en el rincón de una de las páginas del mamotreto de los magistrados admitió que el Sindicato Mexicano de Electricistas tenía intacto su derecho constitucional a continuar como gremio y a ser reconocido como tal en una contratación de grupo por parte de la empresa que sustituyó a la que fue liquidada.

Es decir, si bien ya no estaba la CLyFC, ahora el SME bien podría seguir representando los intereses laborales de los trabajadores que así lo quisieran, en una eventual contratación de la Compañía Federal de Electricidad.

Hacerse los sordos es poco

Decir que Calderón y su peón Lozano se han hecho los sordos sería poco. O los tiololos solos, también. Simple y sencillamente no han querido caminar junto con el SME a través de ese sendero que dejó despejado la Suprema Corte, como vía de solución de un conflicto político y laboral que ahora estaría a punto de teñirse de rojo, si Cayetano Cabrera no para su ayuno.

Este viernes que pasó, el SME empujaba con marchas y con reiteradas propuestas de reunirse con el nuevo secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, pero éste de plano se negó a recibir la comitiva del Sindicato itinerante. Mal fario. Blake mostraba desde el umbral de la puerta por donde llegó su condición blandengue y de pensamiento subordinado.

Esparza, este sábado, reiteró su solicitud de reunirse con el Presidente Calderón, porque –ya lo decía-- éste es en realidad el que ordena qué deben decir y qué no deben decir sus secretarios del Trabajo y de Gobernación.

Al menos, anoche, Esparza todavía no tenía asidero desde donde poder considerar la posibilidad de reunión con Calderón.

Nada ha querido el Presidente saber del SME, evidentemente, como tampoco ha querido informar con claridad cuál ha sido su interés personal en el negocio de la fibra óptica, que, al ya no existir la CLyFC, ahora se ha convertido en el gran negocio de México, después del petróleo.

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