Sábado, 19 de Octubre 2024
México | Por vicente bello

Tren parlamentario

Era el centro del país

Por: EL INFORMADOR

El Congreso de la Unión y el Presidente de la República se dieron ayer un encontronazo de marca mayor cuando se debatía en torno de Nayarit. Y de ahí han chisporroteado frases inéditas contra Felipe Calderón, como la de que es un genocida, y un ensoberbecido que no cambia de estrategia a pesar de las más de tres mil personas inocentes que han muerto en el fuego cruzado de la guerra aquella; y que para el país sería mejor que renunciara.

El posicionamiento sobre un punto de acuerdo en que el Congreso se ha solidarizado “con la solicitud de los poderes públicos del Estado de Nayarit para el envío de fuerzas federales que coadyuven a restituir la paz, la seguridad y la confianza de las familias nayaritas”, derivó en un debate en que el partido en el poder (Acción Nacional) intentaba reiterar lo que la noche del lunes había dicho Calderón a través de la televisión: que la responsabilidad del combate a la delincuencia es de todos. 

Igual que Calderón un día antes, quien dio la impresión de que no se la acaba, el PAN intentaba repartir también; y aunque bien metidos los legisladores de la Permanente estaban en Nayarit, a toda costa los panistas pretendían escapar invocando a la Oaxaca rulfiana de Ulises Ruiz.  Pero la oposición toda rechazaba el juego.  
El diputado federal del PRI Sebastián Lerdo de Tejada los atajaba así: “Lamentablemente el Gobierno y su partido lo hicieron lema de campaña en 2009. Lo convirtieron en un tema de buenos y malos. En un tema tradicional de la derecha en donde o están conmigo o están contra mí”. 

Y reiteraba: “Así diseñaron la propaganda electoral del Partido Acción Nacional. Así radicalizaron el discurso desde las esferas del poder público, y hoy cuando algo les sale mal voltean a otros órdenes de Gobierno para tratar de justificar lo injustificable”. 

A las dos y media de la tarde, en los territorios del Congreso de la Unión, era Nayarit el centro del país. “Desgraciadamente a Nayarit le llegó su tiempo en este gravísimo problema de la seguridad pública”, decía en el arranque de los posicionamientos el diputado federal perredista Guadalupe Acosta Naranjo, oriundo de Tepic. 

Acosta, en el inicio, lamentaba que Nayarit, “tradicionalmente un Estado con bajísima incidencia delictiva, en los últimos meses entró a una espiral de violencia a la que no estábamos acostumbrados”. Y entonces hablaba de lo que han dicho opositores de otros partidos políticos: de rediseñar el plan estratégico nacional, con medidas que consideren la materia social, educativa, del trabajo, previsión, combate a la corrupción…  Imposible no mirar hacia el discurso televisivo del día anterior. César Augusto Santiago (PRI, Oaxaca) latigueó: “¿Cuál es el problema? Que en la última expresión del Presidente, (dijo) que la seguridad pública es problema de todos; de los ciudadanos, de los legisladores; del Gobierno. Pero nada tiene que ver él. Y no creo que sea una forma correcta de enfrentar un problema de esta envergadura”. 

El coahuilense Rubén Moreira Valdez reforzaba lo dicho hacía un minuto por el perredista Guadalupe Acosta Naranjo. Y de paso soltaba un zurriagazo a la Presidencia: “No creo que sea un discurso serio el que dijo el Presidente, porque está lleno de contradicciones, suposiciones. Es una justificación a la política que él instrumentó, pero una justificación a posteriori”. 

Respingó el PAN como si César Augusto y Rubén Moreira les hubiera echado limón en alguna llaga. Y fue entonces cuando Javier Corral Jurado —el tribuno más prominente que el panismo tiene en San Lázaro en esta Legislatura— fue a la tribuna e intentó sustraer al pleno de Nayarit para llevarlo a Oaxaca. Y contraatacó.  Ulises Ruiz, en la oratoria de Javier Corral, viajaba como un trapo viejo en un torbellino. Y vaya que le hacía mella a los priistas, por la sencilla razón de que Ulises es indefendible, a pesar del esfuerzo que hizo uno de sus ujieres en el Congreso, el diputado Héctor Pablo Ramírez Leyva-Puga.  Moreira, en uno de esos revires, dijo entonces que Felipe Calderón ha llegado a los linderos del genocidio. Y sólo ha abordado el tema del narcotráfico “como quien busca una tabla para legitimarse, y hoy no sabe el Presidente cómo salir”. 

Fue Agustín Guerrero, uno de los diputados lopezobradoristas, quien a Calderón restregó: “Es el responsable de haber sometido a nuestro país a un baño de sangre, más de tres mil inocentes víctimas de esta falta de estrategia y ni una sola palabra de Felipe Calderón a las familias, a los deudos. Por menos de eso, en este país y en otros, se ha acusado de genocida a muchos gobernantes. Felipe Calderón es un genocida de tres mil mexicanos que han caído en esta guerra por falta de una estrategia”. 

Fue Guerrero quien recordó los tiempos de campaña de Calderón, cuando “ofrecía el empleo como eje de su Gobierno, pero una vez en él se dedicó al tema de la seguridad todo el esfuerzo”. 

Y la razón del cambio de tema, ahora decía el perredista, “es porque necesitaba legitimidad. Y él apostó a construir una legitimidad que no tuvo en las urnas declarando una guerra sin coordinarse con nadie, sin pedirle opinión a nadie y con los resultados que hoy tenemos”.

 Entonces restregaba el perredista: “Por eso venir cuatro años después a decir que es una responsabilidad de los diversos niveles de Gobierno es poco menos que una cobardía. Y el problema es que cuatro años después está solo, solo porque los que lo apoyaron ya le dieron la espalda”. 

Se refería el diputado a los que han conformado la Iniciativa México, liderada por televisa.  Los cinco oradores que envió el PAN para contener la andanada contra el Presidente versaron en un mismo argumento: la responsabilidad es de todos los niveles de Gobierno: local. Estatal y federal.

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