Sábado, 19 de Octubre 2024
México | Vicente Bello

Tren Parlamentario El secretario de Economía

Se le esperaba desde el martes para responder sobre el alza del precio de las gasolinas y el diesel

Por: EL INFORMADOR

El estigma de mentiroso lo traía traslapado hasta adentro. Y así lo trataron: “Por eso, señor secretario”, Francisco Labastida Ochoa restregó a Gerardo Ruiz Mateos, “con todo respeto le digo que le voy a ahorrar su tiempo y el tiempo de los compañeros legisladores”.

Y entonces el senador priista apostilló al titular de Economía: “no le voy a preguntar nada; tenemos posiciones tan diferentes que creo que no vale la pena; no veo que le preocupe el empleo, ni la economía, ni el bienestar del país”.

Se le esperaba desde el martes para responder sobre el alza del precio de las gasolinas y el diesel. Pero más bien para que informara por qué razón el Gobierno federal no hace realmente nada para contener abusos tras abusos del comercio (un diputado perredista, Uriel López, de plano ha propuesto que la Profeco desaparezca “porque no sirve para nada”). Y lo de los aranceles.

Labastida Ochoa recriminaba otra vez al Gobierno que haya quitado aranceles a más de 12 mil productos de importación. Y anunciaba el prominente priista: “espero convencer a mis compañeros senadores y diputados que es indispensable cambiar la Ley de Comercio Exterior y la Ley de Organización de la Administración Pública Federal, para que los aranceles ya no los decida el Ejecutivo sino el Legislativo”.

Ruiz intentaba fijar la mirada, los músculos del rostro; aparentar acaso tranquilidad. El senador Jesús Garibay (PRD, Michoacán) así lo recibió: “Con toda cortesía institucional, le quiero preguntar: ¿qué significa para usted conducirse con la verdad?” Y entonces le restregaba lo que el 24 de septiembre pasado dijo Ruiz, aquí mismo en San Lázaro, cuando en el análisis del informe presidencial él aseguró que el precio del gas para uso doméstico no incrementaría durante 2010. “Y se le tomó la protesta entonces en los términos constitucionales con la verdad”, le restallaba Garibay.

Y lo volvía a fustigar: “Y le voy a decir qué es lo que ofende y denigra: el primero de enero (de 2010) publicó la Secretaría de Economía un acuerdo donde se establece la modificación a los precios del gas del país para consumo doméstico”.

Si alguien no suelta a Ruiz desde hace semanas ese es Garibay, quien remachó: “Cuando escuchamos que el incremento a los combustibles impacta a 20% de la población, es casi casi una grosería. Y le voy a decir porqué: impacta a todos los precios”.

Pero en el Congreso de la Unión, ayer se confirmaba, cada quién mira, o pretender mirar, de acuerdo con el color de su cristal. El senador del PAN Adrián Rivera Pérez dijo en descargo de Gerardo Ruiz Mateos: “Creo que he encontrado, en lo personal, la disposición del secretario de Economía. He escuchado muchas ideas de parte de mis compañeros legisladores yo creo que debemos de trabajar todos para consolidar las finanzas del Estado mexicano”.

Rivera Pérez fue quien comenzó a darle de derechazos en las costillas a una oposición que no necesitaba de ello para estar bien calientita. “Con un respeto institucional y respetando desde luego los estilos de mis compañeros diputados y senadores, que para algunos puede ser estridente, otros chusco, la economía del Estado mexicano, no se trata ni de reírse ni de señalarse”.

Por un lado, el formato tramposo, obsoleto, casi inútil, con el que los legisladores recibieron a Ruiz Mateos. Por otro, las respuestas escuetas, evasivas, retorcidas del hombre de Felipe Calderón encargado del despacho de Economía. Las dos cosas exasperaban a la oposición. Y la oposición aquí era el PRI, el PRD y el PT. David Hernández (PRI, Jalisco) a Ruiz Mateos dijo: “Protestó aquí a decir la verdad, (pero) está usted igual que el secretario de Hacienda (se refería al jueves de la semana anterior) evadiendo su compromiso y su respeto a esta soberanía, al no contestar puntualmente lo que aquí se le ha venido preguntando”.

Turno de Ricardo Monreal. Flamígero, dijo: “En este Congreso algunos asumen su posición de aplaudidores fáciles e incondicionales; otros, aduladores irreflexivos; otros, de bufones del poder”.

Desde hacía varios minutos, voces que barbotaban del panismo intentaban descalificar a opositores. Y reían, gesticulando casi. Monreal apenas comenzaba: “Quiero decirle secretario que el manejo que usted ejerce en la Secretaría de Economía es un fracaso”. Y entonces se dirigía Monreal a los panistas: ¿Piensan que esto es estridencia, chusco?” Y preguntaba a Ruiz otra vez: “¿Realmente cumple esa tarea para beneficio de los mexicanos? ¿Por qué iniciando el año nos recibe usted con el alza de precios de productos de consumo popular?”

Un diputado de Acción Nacional se calentó. Carlos Alberto Pérez Cuevas: “Ante la diatriba, la ofensa y el sarcasmo, la responsabilidad, el compromiso y el respeto”. Y decía, en alusión a Ricardo Monreal: “Es chusco y estridente lo siguiente: proponer que México repita fórmulas de otros países; preguntarle al secretario si ha visitado un mercado; que no lleguemos a acuerdos; preguntarle al Ejecutivo y no proponer sacar acuerdos”.


Estaba Pérez Cuevas en el posicionamiento final de cada partido. Según el formato, el que pasó, pasó. Ya no podría responder. Pero Ricardo Monreal pidió al presidente de la Comisión, Mario Becerra Pocoroba, le diera la palabra. “No está en el formato” (contestar), reviraba Becerra. Monreal restregaba entonces su derecho constitucional. Becerra aceptó ante la sorpresa de los panistas. Entonces este peso completo de la palabra se subió al ring y dijo a Pérez Cuevas: “Chusco y estridente es la incapacidad de seguir aplicando un proyecto criminal; es seguir defendiendo lo indefendible; es pedir corresponsabilidad (el panismo había restregado varias veces que en la Ley de Ingresos aprobada en octubre, el Congreso había aceptado el deslizamiento de las gasolinas) a quienes no autorizamos ninguna ley; chusco es creer en las cifras del Banco de México; estridente es convertirse en aplaudidores incondicionales y verdugos de la gente”…

Tres minutos dio Becerra a Monreal la palabra. Justo el lapso de un round. Miradas de preocupación de más de cinco panistas. Ahí se acabó la comparecencia. Varios priistas se habían ido de allí desde hace muchos minutos.

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