Lunes, 25 de Noviembre 2024
México | APARADOR POR SERGIO RENÉ DE DIOS CORONA

Tiempos violentos

Los militares son la única garantía de que, cada quien, podrá cumplir con relativa protección su objetivo

Por: EL INFORMADOR

Sergio René de Dios Corona.  /

Sergio René de Dios Corona. /

Cuando una o más personas son ejecutadas en Culiacán, Sinaloa, nadie se acerca al cadáver o cadáveres. Ni periodistas ni paramédicos ni policías municipales ni peritos forenses ni el Ministerio Público ni los vecinos. Nadie. Todos esperan a que lleguen elementos del Ejército Mexicano. Los militares son la única garantía de que, cada quien, podrá cumplir con relativa protección su objetivo: recabar información para sus medios, atender posibles heridos, acordonar la zona, recoger cuerpos sin vida, comenzar la averiguación previa o fisgonear. El riesgo de arrimarse es ser baleados por sicarios que aún ronden la escena del crimen, sean los ejecutores o pistoleros de la banda contraria.

La historia la contó el sábado pasado el periodista Javier Valdez, fundador de “Río Doce”, el diario que produce un valiente equipo de reporteros y que se distribuye en Sinaloa. Los comunicadores de ese Estado, como ocurre en Chihuahua, Tamaulipas, Baja California, Michoacán, Nuevo León y Sonora, continuamente son amenazados si publican o no publican tal o cual información, según el grupo delictivo al que pertenezca el narco que intimide.

Por temor a represalias, alrededor de 90% de la información periodística sobre el narcotráfico no se publica, calculó Valdez. “Todos tenemos miedo, hay que saber qué terreno está uno pisando y administrar la información. Preferible es publicar una parte que el silencio. Hay una amenaza indirecta y uno tiene que pensar en el narco cuando estás escribiendo la nota”, dijo al participar en el VI Encuentro Internacional de Periodistas “Tiempos violentos. Los riesgos del periodismo”, organizado por la Universidad de Guadalajara y diversos medios informativos, en la Feria Internacional del Libro (FIL).

Los tiempos violentos llegaron hasta los salones en que se desarrolló el encuentro: la periodista Anabel Hernández presentó en la FIL su libro “Los señores del narco”, y estaba previsto participara en una mesa de discusión del evento, pero no acudió tras recibir amenazas de muerte; al periodista colombiano Alejandro Castaño se le negó la visa y no pudo acudir al encuentro; y se denunció que otro periodista, jurado del Premio Jalisco 2010, Mardonio Carballo, fue detenido injustamente porque, según policías de Tlaquepaque, en El Parián ¡se negó a pagar dos elotes a una vendedora!, por lo cual el también escritor se autobautizó como “robaelotes”.

Horas antes, en Zapopan, se comentó en el encuentro, se registró otro ataque en la Zona Metropolitana de Guadalajara: una mujer fue asesinada y 13 personas lesionadas cuando un grupo lanzó una granada y disparó contra los asistentes a un centro de baile. Tiempos violentos, tiempos sin ley.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones