Tiempos de consensos

GUADALAJARA, JALISCO (16/ABR/2013).- El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) por ley es o será autónomo. En esa medida es necesario pensar desde esa perspectiva su funcionamiento. Evaluar el sistema educativo nacional en los ámbitos de la educación obligatoria. La única manera de tener una educación de calidad es conocer las fortalezas y debilidades de este sistema, y es a partir de las fortalezas que podemos resarcir las debilidades, opinó la catedrática Lorenza Villa Lever.

Es importante tener una idea o una concepción de la educación. Qué es lo que se quiere y cómo se concibe la educación de los jóvenes para poder evaluarla a partir de los objetivos. Hay dos componentes: que sea equitativa y de calidad. Tanto la equidad como la calidad de la educación se buscan en cada uno de los niveles educativos. Es necesario que en la educación obligatoria los niños y niñas tengan un lugar. Pero si este lugar no ofrece una calidad adecuada en la educación, la equidad se viene abajo.

El papel fundamental del INEE es identificar los problemas que afectan la mejora continua y de qué manera se debe plantear la evaluación en los distintos niveles para que los resultados propicien una mejora continua de la educación nacional.

El Artículo 3 de la Constitución reformado expresa que serán evaluados los docentes y habrá un sistema nacional de carrera. La evaluación es una herramienta fundamental para conocer cómo estamos y hacia dónde tenemos que ir. Lo importante es lograr consensos de lo que se debe evaluar y para qué va a servir la evaluación y los resultados.

Al respecto, la investigadora de la UdeG, María Luisa Chavoya Peña, opinó: “Es un acierto que podamos tener indicadores que nos digan lo que tenemos que corregir. El Instituto generará indicadores para la toma de decisiones. Debe orientar la política educativa, nuestra apuesta está en el futuro. No tiene una acción punitiva”.