México | TRIGO SIN PAJA POR FLAVIO ROMERO DE VELASCO Temas para reflexionar Todos los humanos nos acogemos a esas cómoda amnesia selectiva que nos permite olvidar lo que no nos conviene Por: EL INFORMADOR 23 de abril de 2011 - 01:58 hs Flavio Romero de Velasco. / Dignos de ser maldecidos, son aquellos que en nombre de Dios han puesto miedo en los humanos; quienes han quitado al hombre el gozo de vivir haciéndole creer que todo es pecado; a quienes nos han dicho que el cuerpo es algo sucio, y que al decirnos eso nos ensuciaron el alma; aquellos que nos han impuesto desde niños el peso de la culpa... Por ellos, los niños sueñan pesadillas de infiernos y demonios porque han llenado sus mentes infantiles de oscuros pensamientos, que acaso puedan volverlos carne de psiquiatra. Quizás no sean pocos los creyentes que impregnadas sus conciencias de tanta medrosidad y mentira, hayan luchado buena parte de su vida para librarse de tanta falsedad y amenazas que desde la niñez les han inculcado. Dag Hammarskjöld, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas muerto trágicamente en 1961, dijo: “La UNO no fue creada para conducirnos al cielo, sino para salvarnos del infierno”. En México, la oratoria del poder ha sido tradicionalmente aldeana y opaca. Los presidentes son parlanchines; se sienten obligados a prodigarse en el discurso; su presencia multiplicada diariamente en los más variados escenarios, los impulsa a pronunciar un mensaje; así, hablan de lo humano y lo divino, del mal y del bien, del infierno y el paraíso, de las sombras y de las luces, de la verdad y de la mentira. En fin, de todo, y en el balance, de nada. Cuando se atraviesa por una crisis se presenta una clara disyuntiva: o se enfrenta con medidas tan severas como exija la gravedad de la propia crisis, o se asume una actitud de resignada impotencia dejando que ella conduzca al país, se haga crónica, inveterada, y cada vez más grave. Si practicamos el principio del liberalismo clásico de “dejar hacer y dejar pasar”, será la crisis quien nos gobierne. El laicismo es la defensa de la independencia del individuo, la familia y la sociedad del poder eclesiástico. El laicismo es el valladar para impedir que se inicie un proceso de concentración de la educación, y que de nuevo caigamos en la educación única, en la escuela-iglesia. Las dudas no acumulan evidencias, pero sí estimulan la sospecha. Todos los humanos nos acogemos a esas cómoda amnesia selectiva que nos permite olvidar lo que no nos conviene. Temas Tertulia Temas para reflexionar Lee También Adiós a Sevilla Somos también lo que escuchamos La codicia, una afección muy común detrás del poder Cuatro principios más famosos para aplicar en tu vida diaria Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones