Martes, 26 de Noviembre 2024
México | SERPENTINA POR IVABELLE ARROYO

Super alcaldes

Hace tiempo que los ayuntamientos dejaron de ser el patito feo de los cargos públicos

Por: EL INFORMADOR

Qué diputados ni qué nada. Qué gobernador y sus secretarios. Lo que hacen los alcaldes es lo que cambia el rostro de las ciudades, las formas de vida de los ciudadanos, la economía de un Estado, el desarrollo de una nación. Son los Super alcaldes.

En Jalisco y en el país hay varios ejemplos recientes. En el Congreso se atoran con leyes generales que deben ser consensuadas, negociadas o utilizadas como cartas de intercambio, lo que significa que pasarán meses o años antes de que se aprueben. Cuando se aprueban lo hacen en los términos más inocuos posibles y terminan por no modificar la realidad que las necesitaba. ¿Un ejemplo? Hasta cinco: las reformas electorales, la reforma fiscal en el ámbito nacional, las reformas en materia de justicia, las leyes para proteger a las víctimas, las leyes para crear institutos y consejos sin presupuesto ni dientes.

El problema en los espacios legislativos es entonces doble. Primero, porque implica un juego político extratemático (por llamarlo de alguna manera) y segundo, porque los resultados aluden a un mundo que ya no existe. Generan sanciones e incentivos que ven igual a los vallartenses y a los de Ciudad Guzmán, que equiparan a las mujeres profesionistas con las mujeres trabajadoras, que juntan a los jóvenes que beben con los jóvenes que se emborrachan. El mundo hace mucho tiempo que dejó de ser uniforme, los grandes relatos ya no lo explican y no hay otra salida: hay que fragmentar la vida para entenderla un poquito.

Por eso el papel de los ayuntamientos es mucho más importante en el impulso de cambios sustantivos. Tienen acceso a una realidad más pequeña, más operativa y, sobre todo, más fácil de comunicar. Es un alcalde el que puede inspeccionar y detener las invasiones en Chapala. Si se espera a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pasarán siglos. Es un alcalde el que puede retirar la comida chatarra de las cooperativas escolares. Si espera a los diputados, al Presidente de la República o al secretario de Salud, pasarán años. Es un alcalde quien puede reducir los accidentes nocturnos causados por el alcohol y la velocidad. No necesita esperar una ley, no requiere nuevas normas. Los reglamentos municipales facultan a los ayuntamientos para operar en las calles, para prevenir conductas, para sancionar faltas administrativas, y eso pequeño es lo que puede mover al mundo. Fueron los alcaldes de Bogotá los que le cambiaron el rostro a Colombia, fue un alcalde de París quien bajó los índices de sida en Francia con educación sexual en los bares. Fueron los alcaldes de la Zona Metropolitana de Guadalajara los que lograron que 250 mil personas tuvieran un paseo dominical que sólo se compara con el de París y el de Bogotá.

Hace tiempo que los ayuntamientos dejaron de ser el patito feo de los cargos públicos. Hoy el mundo necesita super alcaldes.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones